20 IMCWP, Contribution of CP of Mexico

11/30/18 1:27 PM
  • Mexico, Communist Party of Mexico 20th IMCWP Es Central America Communist and workers' parties

La clase obrera contemporánea y su alianza.  Las tareas de la vanguardia política -los Partidos Comunistas y Obreros, en la lucha contra la explotación  y  las guerras imperialistas, por los derechos de  los obreros y de los pueblos, por la paz, por el socialismo.

Contribución del Partido Comunista de México al XX Encuentro Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros

Camaradas:

Queremos agradecer a los camaradas del Partido Comunista de Grecia por la preparación de éste 20 Encuentro Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros, que nació en Atenas hace dos décadas, por su iniciativa, compromiso y gran esfuerzo, en condiciones de retroceso y confusión del movimiento comunista internacional, y que con gran lealtad al internacionalismo proletario han contribuido a que se convierta en un espacio estable de intercambio de opiniones y articulación de iniciativas comunes para la solidaridad y acción que articulan a los partidos comunistas y obreros del Mundo.  Aprovechamos para reiterar nuestro saludo fraterno por los 100 años de vida del Partido Comunista de Grecia.

Camaradas:

Para el marxismo-leninismo la clase obrera -el moderno proletariado- es la llamada a derrocar y enterrar al sistema capitalista y construir la sociedad nueva sin explotados ni explotadores, el socialismo-comunismo, lo que está determinado por su lugar en el proceso de la producción, la venta de su fuerza de trabajo y la generación de plusvalía que es lo que valoriza el capital; es decir, la base de la acumulación y ganancia, que sustenta al sistema capitalista es el trabajo no pagado expropiado a la clase obrera, la plusvalía.

La clase obrera enunciada ya desde el Manifiesto del Partido Comunista como la clase llamada a protagonizar las nuevas revoluciones sociales es la portadora de lo nuevo y antagónica a lo caduco; protagónica en la lucha de clases contemporánea tanto en lo económico, político e ideológico, protagónica en la revolución para derrocar el capitalismo, protagónica en la dirección del nuevo Estado para ejercer la dictadura del proletariado y construir el socialismo-comunismo.

Es con la clase obrera que se produce una revolución en la filosofía, y surge la teoría marxista, enriquecida como marxismo-leninismo, llevando el pensamiento a escalones superiores para la acción consciente que ponga fin a toda explotación y ponga fin a la prehistoria de la humanidad; y es con la clase obrera que surgen vínculos que rebasan cualquier frontera en la lucha contra el capital, los poderosos vínculos del internacionalismo proletario.

La clase obrera ha protagonizado ya la epopeya de la Comuna de París, la Gran Revolución Socialista de Octubre y la experiencia de la construcción socialista en varios países del Mundo.

Vista la importancia de la clase obrera, su carácter fundamental en la época en que vivimos, es comprensible que esté sujeta al ataque constante de los centros ideológicos del capital.

Desde la acción corrosiva del oportunismo/reformismo de Bernstein y Kautski, el anticomunismo, a la llamada Escuela de Frankfurt y el llamado “marxismo occidental” y demás teorías diversionistas. En los años 60 Marcuse sostuvo que el papel revolucionario correspondía a los estudiantes, porqué la clase obrera se había “aburguesado” y no estaba ya interesada en la lucha revolucionaria y bajo esas tesis antimarxistas surgió la “nueva izquierda” que tanto retrasó la lucha de clases, que tanto perjudicó la acción política de la clase obrera y los partidos comunistas. Y así teorías del fin de la clase obrera, de los sujetos emergentes (indígenas, movimientos sociales, feminismo, “pueblo”, ambientalismo) se suceden una tras otra para golpear el papel revolucionario de la clase obrera e influir negativamente en el accionar de los partidos comunistas, para modificar su centro gravitacional: la acción política para politizar y organizar a la clase obrera.

En nuestro caso venimos de experiencias muy negativas por tales influencias. Próximos a cumplir 100 años de actividad, desde que en 1919 se empezara a organizar la Sección Mexicana de la Internacional Comunista; el primer alejamiento del PCM entre la clase obrera se debió a las alianzas con la burguesía “progresista” de los años 30, el cardenismo, el “nacionalismo revolucionario”, que llevaron a rebajar el frente ideológico contra la “ideología de la Revolución Mexicana” permitiendo que ésta penetrara entre la clase obrera; un segundo error fue cuando en aras de concretizar la línea del frente popular del VII Congreso de la Internacional Comunista el PCM impulsó que la central obrera de la época, la CTM, fundada con el esfuerzo determinante de los comunistas, pasara a ser parte, “sector” del Partido de la Revolución Mexicana, partido burgués, que pocos años después pasó a denominarse Partido Revolucionario Institucional; un nuevo problema en esa dirección fue admitir la influencia del browderismo, que afectó en México y en buena parte de los PC de América Latina, y que llevaron a la disolución de las células de centro de trabajo, modificando la estructura del PCM, como partido proletario organizado en fábricas, sindicatos, ramas de la industria para convertirlo en una organización territorial; en los años 60 por igual se dio prioridad a los estudiantes y a la pequeña burguesía, lo que modificó su naturaleza de clase y junto con factores ideológicos y programáticos se abrió paso a la liquidación en 1981.

El proceso de reorganización del PCM no ha estado exento de esos debates versus esas teorías antiobreras, como las del zapatismo, Negri y Hardt, Holloway, el altermundismo y también el progresismo, de decisiva influencia en las dos últimas décadas en América Latina. Ratificando el papel revolucionario de la clase obrera y el objetivo estratégico e histórico de la lucha por el socialismo-comunismo, afianzándonos al criterio clasista, en el PCM sacamos lecciones para nuestra intervención entre la clase obrera y el conjunto de los trabajadores y para una política de alianzas en la lucha por el poder.

Lo esencial, según nosotros, en una línea que abarca nuestros IV (2010), V (2014) y VI Congresos, de la actividad de cualquier partido comunista es su intervención y acción entre la clase obrera en los centros de trabajo, epicentros del antagonismo capital/trabajo, por lo que nuestros esfuerzos van ahí. Tanto en el terreno de la intervención de los comunistas para la vida sindical con orientación clasista para las luchas económicas/reivindicativas, como para politizar esas luchas, es decir conectar lo concreto/cotidiano con la lucha estratégica por la revolución socialista. Tal actividad básica requiere del perfeccionamiento y ajuste constante de la política y acción del PCM, desde el estudio de la estructura de clase, las tendencias de concentración y centralización de los monopolios tanto privados como públicos, la vida de cada sindicato y las tendencias ideológicas que se desenvuelven en el sindicalismo, las condiciones de vida de los trabajadores y el grado de conciencia, el efecto de cada lucha. Es una labor que requiere tanto de la influencia sindical de los comunistas para el fortalecimiento de un movimiento sindical clasista como de la creación de organizaciones de base y organizaciones sectoriales del PCM.

En el PCM consideramos que la labor preparativa del proceso revolucionario necesario en México se sustenta estrictamente en este trabajo entre la clase obrera y el movimiento obrero.

También el partido para cumplir su papel de vanguardia debe esclarecer asuntos básicos como la lucha contra el imperialismo y evaluar la construcción socialista. No es correcto blanquear las contradicciones interimperialistas,en términos de ver si un centro imperialista es más agresivo, como por ejemplo quienes consideran que Rusia tiene un rol antimperialista por su antagonismo versus EEUU, olvidando que en todo caso su movilización política, diplomática y militar tiene que ver con el asunto económico de sus monopolios del gas, petróleo, industria militar etc. O el asunto de la guerra arancelaria, comercial, económica entre China y EEUU que es por el dominio de mercados, y no tiene absolutamente nada que ver entre dos mundos en disputa. Es un error muy grave querer colocar a la clase obrera y los pueblos bajo una bandera ajena en esta disputa interimperialista. Lo mismo consideramos de todas las deformaciones sobre el socialismo. Esa llevada y traída cantaleta de las especificidades, de las vías nacionales, de los caminos propios, no puede negar las regularidades las leyes generales del socialismo en su experiencia histórica y que tienen que ver con el poder obrero, el control obrero, la socialización de los medios de producción y la planificación central y de la lucha contante contra las relaciones mercantiles. Cuando se renuncia a alguna de ellas la contrarrevolución capitalista avanza. No se corresponde con la teoría revolucionaria esa cuestión de socialismo de mercado, socialismo con mercado, o cualquier asunto de mixturar relaciones mercantiles con la construcción socialista.

Pero la lucha de la clase obrera y su vanguardia, el partido comunista, por el derrocamiento del capitalismo y la conquista del poder obrero presupone una política de alianzas. De ninguna manera consideramos correcto las alianzas con la burguesía o la socialdemocracia, ni el apoyo a cualquier gestión del capitalismo. Las experiencias a ese respecto dejan lecciones conclusivas:

  • En una época de transición histórica del capitalismo al socialismo, independientemente de la correlación de fuerzas adversas, la tarea de los partidos comunistas es trabajar para el fortalecimiento de la clase obrera con sus propias demandas programáticas, y luchar contra todo aquello que reste independencia política a la clase obrera, contra toda ideología ajena.
  • Elegir partido entre una opción burguesa u otra, no ha fortalecido en ninguna parte al movimiento obrero o a los partidos comunistas y en la mayoría de los casos los debilita o hace retroceder.
  • La imposibilidad de gestionar el capitalismo en favor de la clase obrera abre la puerta a opciones de carácter reaccionario.
  • Las alianzas con la burguesía imponen un carácter subordinado a la clase obrera.

Lo que nosotros trabajamos es la alianza de la clase obrera con los sectores populares a través de un frente anticapitalista y antimonopolista articulando el polo necesario para la Revolución.

Es bajo esas consideraciones que el PCM se ha separado del Foro de Sao Paulo y mantenido una actitud polémica con el documento conocido como Consenso de Nuestra América. Es nuestra consideración que el FSP es el espacio de articulación de alianzas de la socialdemocracia en América Latina en el que los comunistas juegan un rol subordinado, y que el Consenso de Nuestra América provee los elementos programáticos que apuntalan tal política.

Actualmente en México enfrentamos el desafío de un gobierno que se presenta como de “izquierda”, que tomará posesión el próximo 1 de Diciembre, pero que ya dio pasos fundamentales para evidenciar su carácter de clase y un rumbo antiobrero y antipopular:

  • En alianza con Trump, López Obrador impulsó la nueva versión del TLCAN, ahora denominado USMCA, benéfico para los monopolios de EEUU, Canadá y México y perjudicial para los trabajadores de los tres países.
  • Estableció alianzas estratégicas con los grupos monopolistas a los que beneficiará con varios proyectos como el nuevo aeropuerto internacional, el Tren Maya y las Zonas Económicas Especiales.
  • Mantendrá los compromisos internacionales con el FMI, BM, deuda externa, etc.
  • Mantendrá la reforma laboral antiobrera aprobada en 2012
  • Ratificó una política de seguridad nacional que continua la militarización, la represión y la restricción de las libertades y derechos democráticos y una Guardia Nacional con 50 000 elementos tomados de las filas del Ejército.
  • Desarrolla nuevos métodos de control y corporativización de masas, similares a los del PRI, antidemocráticos, gangsteriles, basados en el asistencialismo.

Lo que se vivirá en México a partir del 1 de Diciembre es una reedición del populismo socialdemócrata que imperó entre 1934 y 1982, y que antaño también fue erróneamente caracterizado como algo progresista, mientras los trabajadores se empobrecieron, mientras hubo represión, hambre, miseria. Sacamos lecciones de la historia, y estamos optimistas de que el horizonte de la lucha de clases nos marca el derrotero de que el capitalismo no es un sistema imperecedero, sino que su caducidad llegó a fin, y que, independientemente de la correlación de fuerzas, el socialismo-comunismo es la opción de los trabajadores de México y del Mundo.

Recientemente concluyó nuestro VI Congreso, y en él evaluamos el rumbo peligroso que imponen las contradicciones interimperialistas, la importancia de seguir trabajando junto al movimiento obrero y sindical y su necesaria alianza con los sectores populares para reconquistar los derechos laborales y sindicales, aquellos que fueron eliminados durante las medidas para la desvalorización del trabajo que se impusieron con la crisis capitalista del 2008, pero también de luchar contra la guerra imperialista, sin tomar partido por ninguno de los centros imperialistas en disputa, tomando en cuenta que solo un Mundo socialista garantizará para los trabajadores de todos los países la paz y una vida mejor.

Camaradas:

Queremos concluir manifestando la convicción de que el Mundo contemporáneo requiere de los partidos comunistas, de que su intervención es el único garante de que la clase obrera en escala nacional e internacional pueda cumplir su objetivo histórico. El próximo año se cumple un Siglo de la creación de la Internacional Comunista, que tuvo un rol positivo. Lo más importante fue que dotó a los trabajadores de todos los países de una estrategia revolucionaria unificada para confrontar al capitalismo en su fase imperialista, y acelerar la victoria; hoy estamos convencidos de que tal estrategia revolucionaria unificada sigue siendo una faltante en la actividad del movimiento comunista internacional, una carencia que debemos superar, y el PCM dará su contribución en esa dirección.