Intervención encuentro Partidos Comunistas y Obreros
La situación internacional se caracteriza por las tensiones provocadas por el binomio Estados Unidos/OTAN contra cualquier país que pueda poner en riesgo su hegemonía, con la implementación de una estrategia perfectamente dirigida contra China, la potencia ascendente tanto comercial como económica y políticamente.
El incremento de la intervención de la OTAN y los Estados Unidos en el conflicto de Ucrania tiene como finalidad primordial continuar a cualquier coste la extensión de la OTAN hacia el este de Europa, aun a riesgo de confrontar con Rusia, sabiendo que esta estrategia se enmarca en la más global de confrontación con China.
Estados Unidos incrementan día a día su presencia militar en Asia y la conformación y fortalecimiento de alianzas militares en esta región, con la única finalidad de acosar a China. Las recientes maniobras conjuntas entre Estados Unidos, Japón y Corea incrementan la tensión en la región.
Simultáneamente, el agotamiento de los recursos del planeta a consecuencia de un sistema productivo -el capitalismo- depredador de los ecosistemas, y la permanente contaminación por emisiones de dióxido de carbono, está provocando un serio colapso civilizatorio, que se manifiesta a través del ya innegable calentamiento global y sus trágicas consecuencias, desde olas de calor que provocan el incremento de las temperaturas de los océanos, sequías y fenómenos meteorológicos adversos cada vez con mayor violencia, hasta el incremento de los fallecimientos de seres humanos y la afectación a muchas especies con graves consecuencias en la biodiversidad.
El cambio climático ha dejado de ser una teoría científica para ser una realidad que en la actualidad afecta al conjunto del planeta y de la Humanidad. Las catástrofes meteorológicas de las últimas semanas, como por ejemplo en Libia, son una muestra de este proceso junto a otros fenómenos menos bruscos que están afectando a sectores fundamentales como la agricultura. El crecimiento ilimitado que exige la supervivencia del capitalismo es incompatible con la necesidad de abordar medidas en los ámbitos del consumo, el transporte y la producción. No es posible hallar soluciones dentro de un sistema cuyo motor de desarrollo es la obtención de beneficios desorbitados y la acumulación de capital a costa de los recursos naturales y de la explotación de la mayor parte de la especie humana. La optimización del uso de los recursos naturales y el desarrollo de una vida digna en el conjunto del planeta deben ser el motor de un nuevo modelo económico, social y de relaciones internacionales.
Las inundaciones en Libia, con más de 20,000 víctimas entre personas muertas y desaparecidas, son una de las catástrofes más graves de los últimos tiempos.
La ola conservadora impulsada intensamente desde 2016 con la victoria electoral de Trump en EEUU, ha ido asentándose en Europa en forma de gobiernos ultraderechistas, en países como Hungría, Polonia o Italia, donde las políticas ultra neoliberales en lo económico y social van acompañadas de recortes de las libertades públicas y ataques a las bases del sistema democrático.
Es necesario poner el foco en la reacción en África que viene manifestándose en un interesante incremento del sentimiento anticolonial hacia las antiguas potencias coloniales y también contra la influencia de los Estados Unidos, surgiendo diferentes movimientos políticos que reivindican el fin de la dependencia colonial, de la corrupción y el incremento de la soberanía nacional de distintos países.
Tras la reciente cumbre de los BRICS, es de resaltar la fortaleza que acumula este bloque de países tras la ampliación aprobada en Sudáfrica, la mayor parte de los países incorporados son importantes exportadores de gas y petróleo lo que supone que los Estados que integran, los BRICS controlan el 39% de las exportaciones mundiales de petróleo el 45,9% de la reserva probadas de petróleo y el 47,6% de todo el petróleo producido en El Mundo, y se configuran como un polo de multilateralidad contradictorio con los intereses de los EEUU.
Es fundamental seguir apoyando a los gobiernos de izquierda y progresistas de América Latina y continuar exigiendo el fin de las medidas coercitivas unilaterales contra el gobierno del compañero presidente Nicolás Maduro, así como exigir el fin del criminal bloqueo estadounidense contra Cuba y la salida deCuba de la lista de estados patrocinadores del terrorismo.
En España la celebración de las elecciones municipales y autonómicas en mayo de este año inició un nuevo ciclo político que en un primer momento ha traído un incremento del control de las instituciones locales y comunidades autónomas por parte de la derecha y la ultraderecha española.
La agenda ultraconservadora de la alianza política entre el Partido Popular y Vox se ha evidenciado desde el momento de la confirmación de los nuevos gobiernos municipales y autonómicos, profundizando de forma agresiva las medidas que ya se comenzaron a tomar con la formación del Gobierno en algunas comunidades con la participación de la ultraderecha de Vox, en donde las agendas de gobierno, con la eliminación de los departamentos de las Administraciones Públicas encargados de combatir graves problemas como el cambio climático, la violencia contra las mujeres o encargados de recuperar la memoria democrática para garantizar el derecho a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de la dictadura franquista.
La convocatoria anticipada de las elecciones generales y su celebración el pasado 23 de julio nos han traído un resultado electoral que ha permitido frenar por el momento el avance de las derechas y evitar un gobierno en España del Partido Popular y Vox. El contexto político por ahora también impide la opción de constituir un Gobierno de gran coalición Partido Popular – PSOE, lo que por el momento ha impedido una salida conservadora a la crisis del régimen que arrastramos desde hace ya una década.
Los resultados electorales hacen imposible un Gobierno de la derecha y la ultraderecha, pero también hacen difícil la renovación del Gobierno de coalición de izquierdas entre el PSOE y el nuevo espacio político de SUMAR, liderado por la ministra de trabajo y vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz.
Cualquier opción de gobierno que evite una repetición electoral -sería dar una segunda oportunidad a la derecha y la ultraderecha- requiere el apoyo parlamentario de la práctica totalidad de fuerzas políticas de carácter democrático, incluyendo fuerzas nacionalistas que, si bien tienen carácter democrático, mantienen posiciones e idearios vinculados a los intereses de la burguesía en materia económica o tributaria.
Cualquier posible alianza para garantizar la investidura de un Gobierno progresista requiere el voto afirmativo de fuerzas nacionalistas representantes de la burguesía nacionalista como el Partido Nacionalista Vasco o JUNTS, así como de fuerzas políticas soberanistas como Esquerra Republicana de Cataluña, EH Bildu, el BNG o los ya citados JUNTS.Este escenario permitirá que en caso de reeditarse el Gobierno de coalición progresista, podamos avanzar hacia un modelo federal de Estado, siempre en igualdad de condiciones de autogobierno para todos los territorios y pueblos del Estado. Y también avanzar en materia de recuperación de espacios de derechos y libertades civiles. Pero hará difícil el avance de la agenda de transformaciones sociales, laborales y económicas.
El PCE siempre ha considerado imprescindible para hacer avanzar los derechos de los trabajadores combinar el trabajo político institucional con la movilización social y sindical, incrementando nuestra presencia en los conflictos económicos laborales y sociales y poniendo en marcha movilizaciones que alteren a nuestro favor las correlaciones de fuerza respecto a las mayorías electorales preestablecidas, con la finalidad de impulsar la agenda de transformaciones económicas y sociales. En la actual coyuntura política, es más necesario que nunca el incremento de nuestra presencia en el conflicto social y laboral y la organización de movilizaciones sociales que lleven a exigir desde las calles los cambios que debe acometer el próximo Gobierno de coalición progresista.
La importancia de seguir articulando el trabajo del Partido en torno al trabajo político y social no se circunscribe únicamente a la consecución de mejoras para la clase trabajadora, sino que además supone evidenciar su carácter de disputa al capital y de elemento potenciador de la conciencia de clase en nuestro país para poder avanzar en un horizonte de transformación socialista.
Tenemos que seguir avanzando en materia de políticas sociales y laborales en favor de la mayoría trabajadora, máxime en esta situación de desigualdad e injusticia social que es consustancial con el sistema capitalista.
Los pasos que hemos ido dando, abandonando las políticas más neoliberales nos sitúan en buenas condiciones para, aprovechando también los cambios tecnológicos, repartir el empleo exigiendo la reducción de jornada laboral sin reducción salarial. Frente a décadas de neoliberalismo y socavamiento de la soberanía política y productiva de nuestro país, creemos imprescindible el desarrollo de un programa de democratización de la economía, que incluya medidas para que el Estado controle los sectores más estratégicos de la economía. Nunca hemos renunciado a la nacionalización de la banca o del sistema energético y por ello reclamamos pasos firmes para poner en marcha una banca pública y un sector energético público, además de la extensión de un sector público productivo e industrial que dará más poder de decisión a la clase trabajadora. Solamente estas medidas de democratización efectiva de laeconomía nos permitirán avanzar hacia el socialismo.
En esta línea alguna reflexión sobre cómo afrontar este reto