10 IMCWP, Contribution of PC, Mexico [Sp.]

11/28/08, 4:23 AM
  • Mexico, Communist Party of Mexico IMCWP Es
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10th International Meeting of Communist and Workers’ Parties
El socialismo es la alternativa de los pueblos a la crisis estructural del capitalismo
Contribución al Encuentro de los Partidos Comunistas y Obreros reunido en Sao Paulo, Brasil, que presenta el Partido de los Comunistas a través del camarada Pável Blanco Cabrera
Camaradas:
Este décimo Encuentro de los Partidos Comunistas y Obreros muestra el vigor de nuestro movimiento; atrás quedan los años en que el discurso triunfal del imperialismo proclamaba el rigor mortis del marxismo-leninismo y de los partidos de la clase obrera.
Queremos agradecer al Partido Comunista de Brasil por la preparación de las condiciones de esta cita. Este Encuentro en Sao Paulo; en América, es también un indicativo de que la clase obrera y los pueblos de nuestro Continente están en pie de lucha, que se rebelan contra el sistema capitalista, y que en diferentes condiciones, con diversos métodos y formas luchan por terminar la explotación y el despojo, por conquistar, como proclamó el histórico Encuentro de los partidos comunistas y obreros de América Latina y el Caribe reunido en la Habana en 1975, la segunda y definitiva independencia.
No es sólo la crisis del neoliberalismo, de la arquitectura financiera, sino parte de la crisis estructural del sistema capitalista.
En esta ocasión el tema del Encuentro es vasto; existe sin embargo un rasgo fundamental que es la crisis. Aunque sus primeras manifestaciones han sido en el terreno financiero nosotros sabemos que presenta las características de una crisis de sobreproducción. El primer indicio es la quiebra monetaria, la especulación monetaria, la exigencia por parte de los acreedores del pago de las deudas; las bolsas de valores, los banqueros y los especuladores entran en pánico; la quiebra alcanza a las pequeñas empresas; los almacenes repletos de mercancías que no son adquiridas; el cierre de las empresas arroja a los obreros al desempleo; se reduce la producción; sobreviene la depresión, el estancamiento; se bajan los salarios y aumenta la intensidad del trabajo. Las crisis como sabemos son inevitables en el capitalismo porque son engendradas por la contradicción básica de este sistema: el antagonismo entre el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiación del producto.
La que está en curso tiene la peculiaridad de que es la primera en golpear demoledoramente el discurso levantado en el auge contrarrevolucionario de fines del Siglo XX, cuando frente a la disolución de la URSS se proclamó al capitalismo el fin de la historia; cuando se planteó al libre comercio, al mercado, como el motor de la sociedad; entonces el neoliberalismo, es decir la restructuración capitalista, empujó la disminución del papel del Estado en la economía, reduciendo lo público frente a lo privado. La mano invisible era la solución. Hoy ese discurso al igual que el índice de la bolsa se esfumó. Se aboga por la intervención del Estado, la regulación de transferencias, control de cambios, y los mismos voceros del capitalismo hablan del fracaso del neoliberalismo. Cambio de modelo exigen para preservar el sistema. Para los comunistas es un deber en estas circunstancias develar ese discurso de los ideólogos del capital y sus socios socialdemócratas, que asumen inclusive fuerzas progresistas, que piensan que la sustitución del neoliberalismo por el neokeynesianismo significará algo positivo para la humanidad, para la clase obrera y para los pueblos. El absurdo llega cuando se piensa que mayor intervención del Estado en la economía en el marco de la propiedad privada de los medios de la producción, del dominio de los monopolios es algo positivo; ese argumento ideológico debemos confrontarlo pues lleva a que las masas mantengan la ilusión y no se integren a la lucha.
Otro argumento negativo es el del postcapitalismo; como si la crisis por si sola provocara el derrumbe del sistema. Pensar en la alternativa sin antes concentrarse en la estrategia, en la táctica de la clase y los pueblos contra sus explotadores, desdeñando el papel del partido marxista-leninista como contribuyente básico a la organización de la revolución. Pensar en un mundo nuevo sin plantearse la ruptura, con todas sus consecuencias, puede ser una tarea para especuladores, pero no lo que se esperaría de los revolucionarios.
Diferente es el caso de las fuerzas que se inscriben en el anticapitalismo. Se trata ahí de identificar al sistema como responsable de la barbarie, del conjunto de problemas que enfrentan el pueblo y los trabajadores. Identificar al enemigo y combatirlo desde posiciones militantes, politizando las luchas; es en ese marco que actuamos, por ejemplo, los comunistas de México.
El debate sobre el socialismo
El significativo avance del proceso liberador en Venezuela genera expectativas esperanzadoras, es el caso de la propuesta del “Socialismo del Siglo XXI”. Ésta, hay que decirlo en correspondencia con nuestros principios, es una propuesta distante de la que sustentamos los marxistas-leninistas:
  1. No parte de la madurez de las condiciones objetivas que engendran las contradicciones básicas del capitalismo, inclusive aspira a coexistir con él y sus instituciones.
  1. No reconoce el papel del proletariado, de la clase obrera y sus aliados, principales interesados en enterrar al capitalismo, sino recibe la influencia de conceptos del oportunismo, como el de Toni Negri de la “multitud”
  1. Descalifica el papel del partido de clase, del partido comunista, del Estado Mayor y opta por partidos pluriclasistas que se desarrollan en el contexto de la vieja lucha política, es decir tan sólo como instrumentos electorales.
  1. Descalifica la construcción socialista en la URSS y Europa del Este, condenándola, haciendo eco de la crítica anticomunista.
Ya en su tiempo fueron Carlos Marx y Federico Engels quienes anotaron que no siempre la expresión “socialismo” indicaba los objetivos emancipatorios de las clases oprimidas, inclusive el capítulo Literatura socialista y comunista del Manifiesto se avoca a ese fin.
En el contexto positivo del debate, debemos abordarlo sin concesiones. El derrocamiento del capitalismo en su fase imperialista es una lucha dura, intensa, que exige sacrificios, que exige organización y la cientificidad del materialismo dialéctico y el materialismo histórico. Será obra de las masas de trabajadores, de los parias de la tierra; no de bondadosos caudillos.
Una labor paciente pero sin descanso en el terreno de la ideología nos aguarda después de años de ofensiva contra el marxismo. Es verdad, atrás, como modas idas quedaron las tesis reformistas, oportunistas, del Imperio de Negri, del movimientismo neobernsterniano, de la no toma del poder de Holloway, del Fin del trabajo, de los sujetos emergentes; la pérdida de intensidad de éstas no anula su nociva influencia, sumada a las modas ideológicas que llegan a los aparadores.
Nuevas manifestaciones del anticomunismo
La cruzada ideológica anticomunista del capital hoy tiene expresiones que denunciamos antaño. La condena al terrorismo, advertimos desde 2001, es una condena cínica, pues la principal manifestación de esté, es el terrorismo de Estado que ha practicado el imperialismo en Yugoslavia, Irak y Afganistán, abiertamente y con decenas de operaciones a menor escala en varios países; la misma practica del terrorismo es seguida por los Estados burgueses contra las luchas clasistas y populares, los movimientos sociales al criminalizarlos, judicializarlos y reprimirlos, como es el caso en México de San Salvador Atenco, Oaxaca y Xoxocotla recientemente.
Un paso más en el terrorismo de Estado fue el bombardeo contra el campamento de las FARC-EP en que se encontraba el Comandante Raúl Reyes. Como sabemos a ello siguió una campaña internacional intensa, del imperialismo norteamericano, del narco fascista Uribe y de instrumentos como la Interpol, DEA, el Grupo de Diarios de América (GDA), la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) y grupos fascistas, campaña claramente anticomunista, criminalizando el internacionalismo proletario y la solidaridad entre los pueblos.
Este es un claro renacimiento del macartismo; la intensidad del ataque militar, ideológico y político contra las FARC-EP obedece a su naturaleza de partido comunista en lucha por la Revolución Colombiana. Nunca en los últimos años una fuerza revolucionaria fue objeto de tan nauseabunda cruzada. La santa cruzada va más allá, pretende alcanzar los principios esenciales del marxismo-leninismo pues absolutiza como único método de lucha el ceñirse a la democracia burguesa donde el monopolio de la violencia por las fuerzas reaccionaria condena como crimen el derecho histórico de los pueblos a la rebelión. Más aún, una gigantesca provocación apunta a la persecución de comunistas y otras fuerzas revolucionarias, basados en el montaje de los supuestos ordenadores. Es muy clara la coordinación internacional entre grupos policiacos nacionales e internacionales, medios de comunicación y gobiernos y fuerzas reaccionarias asentados en el combate al terrorismo, fachada de combate a los comunistas, a las organizaciones revolucionarias y antiimperialistas. Por ello nos corresponde mantener la lucha ideológica en ese sentido y no hacer la peligrosa concesión de admitir el discurso antiterrorista.
Condenamos el hostigamiento contra el camarada Carlos Lozano, integrante de la dirección del Partido Comunista Colombiano y director del periódico Voz.
La campaña alcanzó a México; desde Marzo los diarios burgueses desenvuelven desde sus editoriales el linchamiento al Partido de los Comunistas, exigiendo al gobierno la adopción de medidas judiciales y represivas.
Independiente de que haya costos que pagar, nosotros mantenemos la convicción de la solidaridad política, ahora más que nunca con las FARC-EP, con el pueblo colombiano por la paz con justicia y dignidad.
La colaboración entre los partidos comunistas y obreros es una necesidad impostergable
La época, las turbulencias, la internacionalización de los costos nos convocan a ir más allá del Encuentro, en la coordinación regional, continental y mundial de los partidos comunistas, ampliando la colaboración a fuerzas revolucionarias y progresistas, pero empezando por articular una estrategia común, con base ideológica y programática. Hay que atrevernos a ello, sin los prejuicios que se exponen sobre las experiencias negativas. El comunismo vino al mundo como un partido internacional.
Brevemente sobre México
Las peculiaridades de la lucha en México son el aumento de la insumisión popular y la respuesta represiva del Estado que militariza la vida nacional con el concurso del imperialismo norteamericano. La Iniciativa Mérida o Plan México es el fortalecimiento del Ejército y los cuerpos represivos policiales y paramilitares, la fascistización de la justicia y la criminalización de la lucha popular.
Se mantiene el cerco militar contra los pueblos zapatistas, se reprime violentamente la huelga magisterial en Morelos, se mantiene el racismo contra los pueblos indios, se violenta al movimiento obrero.
Pero la represión no intimida ni a la clase obrera, ni al pueblo, ni a las organizaciones anticapitalistas. Crece la lucha y el protagonismo del Partido de los Comunistas al lado de los mineros de Pasta de Conchos, de los obreros y trabajadores, de los campesinos.
Es ese el marco de la conmemoración de los 90 años de la Sección Mexicana de la Internacional Comunista, que en Noviembre del 2009 se cumplirán.
El comunismo es la alternativa histórica
Nuevamente, más que nunca, frente a la crisis del capitalismo, frente a la bancarrota del sistema, frente a la guerra imperialista, frente a la devastación ambiental, contra la explotación, el despojo, el racismo y la represión la roja propuesta comunista de Marx, Engels y Lenin.
¡Proletarios de todos los países, uníos!