Contribution of the German CP [Es, En]
en lo que sigue, me refiero al tema del encuentro y la situación en Alemania. Lo que no se diga respecto a la situación mundial, en el transcurso de este encuentro lo dirán otros partidos.
La crisis capitalista de los años 2007/08 ha tenido su eco en Europa, especialmente para los países de la Unión Europea. Pero, como era de prever, las naciones que desde el año 2002 están sin posibilidad de devaluación de su moneda (ya que aceptaron la moneda común, el Euro), sufren mucho más, especialmente en los países del sur de la UE. Alemania, entre tanto, ha fortalecido su papel de exportador número uno: salió de la crisis más fuerte que antes, tanto económica como políticamente. Por supuesto, Alemania ya no tiene las tasas de crecimiento como antes de la crisis, pero se establece en comparación con su rival Francia en primera posición. Esto por un lado se ha logrado gracias a la acostumbrada venta de maquinaria de alta calidad y de automóviles, pero por otro lado mediante un „compromiso de clases“: los sindicatos aceptaron aumentos muy bajos de los salarios para, como se ha dicho, „no peligrar la capacidad exportadora alemana“ ya hace más de diez años (mucho antes de la crisis), en un tiempo en que aumentaron los salarios en muchos de los países de la Unión Europea. El otro factor de suma importancia para entender que la crisis capitalista solo parcialmente afectó a Alemania, es el papel de Alemania en la mal llamada „Comisión Europea“ (más bien un consejo de ministros de la Unión Europea que ni fue electo nunca) en la que el ministro de finanzas de Alemania, Schäuble, les impone a los países en crisis medidas agresivas de choque y de ahorro cuando menos se necesitan austerismo sino inversiones estatales. A la vez Alemania presta dinero para que países como Grecia o Italia o Portugal puedan pagar su deuda con empresas alemanas, o sea el estado garantiza los ingresos de los consorcios exportadores. Esto les sirve a los medios hablar de una „crisis de endeudamiento“ para camuflar el carácter verdadero de la crisis que es de sobreproducción.
Los gobernantes de Alemania aseguran el papel de su clase capitalista económicamente con la tradicional fuerza exportadora de la economía alemana y políticamente con el mando dentro de la UE. En el interior lo aseguran ideológicamente. El mencionado compromiso entre sindicatos y capital se traduce en una considerable falta de solidaridad de la clase con los trabajadores de otros países. Esto se vuelve más visible cuando empresas transnacionales como la Volkswagen cierran fábricas, p.e. en España, y los sindicatos no se solidarizan ante la pérdida de empleo, pensando „mejor ellos que nosotros“. El fascismo hitleriano ha enraizado en buena parte de la clase un sentimiento de superioridad frente a otros pueblos, y muchos trabajadores creen que el bien de „su empresa“ es su propio bien. Y efectivamente hay razones subjetivas, pues son explotados por un capitalismo que les garantiza estar entre los usufructarios de la explotación a nivel mundial. Crear consciencia de clase, es una de las tareas para un Partido Comunista en uno de los países imperialistas y más desarrollados.
Estamos convencidos de que esta consciencia de clase puede ayudar a vencer el racismo creciente. Hoy en día, los partidos fascistas en Alemania ya no son excluidos de los debates en la sociedad. Los medios cada vez más los presentan como opción política; se trata de „lavar“ la imagen de Alemania, buscando la culpa de la Primera Guerra Mundial entre „todos los poderes“ de entonces. A la vez hay debates sobre las razones de la Segunda Guerra Mundial. La reacción efectivamente avanza: a través del partido „Alternativa para Alemania“ (AfD) por primera vez después de la liberación del fascismo en 1945 existe una directa articulación del neofascismo con la burguesía. Este partido, ya con diputados en el parlamento de la Unión Europea, representa aquella parte del capital que no está de acuerdo con la moneda común ya que su ideología populista les garantiza votos con el cuento de que „estamos pagando por los griegos, italianos etc“. Objetivamente sucede lo contrario: es el „Euro“ que asegura la predominancia de Alemania en Europa y la UE. Es más: la „AfD“ aboga por una UE de „dos tiempos“ - una Unión de los países más ricos, otra Unión para los países periféricos.
Nuestro partido, pequeño y en un proceso de reagrupación de fuerzas, está frente de un problema relativamente nuevo: en Alemania la cuota de los inmigrantes dentro de la clase obrera industrial es cada vez más grande. Así mismo ocurre en el sector de servicios, en las esferas generalmente mal pagadas. Estos inmigrantes poco se organizan aunque poseen en muchos casos de un sentimiento de clase. En este contexto les pedimos a los Partidos Comunistas con militantes partidarios en Alemania que reflexionen si no los pueden orientar a organizarse en el Partido Comunista Alemán: ¡un país, una clase, un partido! La mayoría de los migrantes se queda por vida aunque esto no haya sido su plan inicial. El cambio de la constitución interna de la población de Alemania (en la que hoy en día hasta un treinta por ciento tiene raices
extranjeras) requiere una respuesta más organizada de los partidos nuestros. Nos imaginamos que existen parecidos fenómenos en Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia u otros países con inmigración económica.
A pesar de los datos macroeconómicos favorables para el capital alemán, un número considerable de la clase obrera ya no encuentra trabajo, y otra buena parte sí trabaja pero por salarios bastante bajos. Esto significa que lo que hay de crisis en Alemania, se les carga a los que menos tienen. Ya es difícil arrendar viviendas a precios módicos, y la pobreza entre jóvenes aumenta considerablemente. La brecha entre los más necesitados y los más ricos se hace más evidente. Por su puesto, el gobierno utiliza el fenómeno mediático de que todo el mundo habla de crisis (ahora es la supuesta amenaza de una deflación que se discute) para quitar ciertos derechos sociales, conquistados por los sindicatos en décadas anteriores. En muchos casos, los avances para la clase obrera se habían conseguido gracias a la existencia de la República Democrática Alemana, y su desaparición hace veinticinco años fue el comienzo de un retroceso inmenso en cuestiones sociales, en las dos partes de Alemania.
Los sindicatos, acostumbrados a que buena parte de los logros salariales y de co-gestión de empresas eran alcanzables con poco esfuerzo, recién ahora nuevamente comienzan a luchar. En este contexto es importante señalar que los más exitosos en la consecución de sus fines son los sindicatos de profesionales altamente especializados, como p.e. pilotos o los maquinistas de trenes. Ellos tienen mucho poder porque sin ellos ya nada se mueve. Por otro lado, en algunos casos, les falta sentido común, pues tienden a defender sus propios derechos, sin pensar en la situación general de la clase a la que algunos de ellos piensan no pertenecer .
Para conseguir nuestros fines, llevamos a cabo una política de alianzas que es inseparable de los sindicatos. En general, en Alemania hace falta un sindicalismo más combativo y de clase. Urge que la central sindical DGB se adhiera a y se solidarice con las protestas de los sindicatos combativos del sur de Europa, o de Francia.
Nosotros reclamamos el derecho de la huelga política que no existe en Alemania, y defendemos el sindicalismo unitario.
En tiempos no-revolucionarios es importante luchar por mejorar la situación de la clase. La defensa contra los diferentes ataques capitalistas tiene un carácter doble:
enseña que estos ataques se deducen de la contradicción entre capital y trabajo y que, por lo tanto, son inseparables de la existencia del capitalismo – y además enseña cómo luchar y que es posible vencer. El enemigo principal en un país altamente desarrollado e imperialista es el capital monopolista que se constituye, entre otros, de los bancos, las aseguradoras o los consorcios industriales y energéticos. Por lo tanto la consciencia de clase en esta fase va a través de una consciencia antimonopolista.
Más allá de la necesaria lucha por reformas, es decir salarios más altos o la urgente reducción de horas laborales por semana a máximo treinta y cinco, es la propaganda por el socialismo que nos diferencia de otras fuerzas de la izquierda. En la clase trabajadora hace falta una hegemonía de las fuerzas que defienden la ideología revolucionaria. Esta hegemonía no se consigue mientras al mismo tiempo dominen ilusiones reformistas sobre una transformación del capitalismo hacia una sociedad mejor. Nosotros estamos convencidos: Otro mundo es posible – pero no dentro del capitalismo.
Camaradas,
el capitalismo no existe sin guerra, casi ni puede existir sin guerra. La guerra no es la excepción sino la regla. Quienes creyeron los cuentos de un „dividendo de paz“ después de la caída de la Unión Soviética, se ven defraudados. Hoy en día, la agresividad mediante la competencia monopolista por los mercados mundiales todavía ha aumentado, y todo indica que los bloques imperialistas se enfrentarán a mediano plazo. A la vez, aumenta la agresividad contra Rusia y contra China, de parte de los Estados Unidos y de la Unión Europea. Sin embargo, los poderes imperialistas tienen a la vez intereses similares e intereses distintos. Tiene vigencia la ley del desarrollo económico y político desigual de los países imperialistas. Los intereses distintos tienen la tendencia de evolucionarse hacia una contradicción que a la vez expresa las contradicciones económicas entre los monopolios.
En Europa, la agresión de la Unión Europea en el caso de Ucrania es de especial importancia. La UE desde la agresión contra Yugoslavia (con Alemania en primera fila) intenta de imponer sus propios intereses frente a EEUU, pero el poder militar número uno todavía ha sabido defender su rango: a veces llevando a cabo sus acciones de manera individual o con aliados como Gran Bretaña, a veces en connivencia con la OTAN. El carácter ecléctico de la Unión Europea les ayuda en este sentido: las posiciones opuestas dentro de la UE, generalmente entre Alemania, Francia y Gran Bretaña, muchas veces se neutralizan mutuamente. Francia se queja de que Alemania quiera transformar su dominancia económica en una vanguardia de política exterior de la UE.
Nosotros no equiparamos Rusia y la UE y los EEUU como países imperialistas con comunes intereses de dominancia en Ucrania. Teniendo claro que Rusia no es la Unión Soviética, defiende hoy algunas posiciones progresistas en el marco de las relaciones internacionales, y en el caso mencionado está defendiendo la paz mundial a largo plazo cuando intenta de alejar Ucrania de la posibilidad de entrar a la OTAN. Sin embargo, en el caso dado, las tropas de la OTAN estarían 1 500 kilómetros más cerca a Rusia que antes de la crisis. La política actual de Rusia se explica con sus objetivos intereses nacionales.
Con la oferta a Ucrania de un acuerdo de asociación, la UE intentó (e intenta) de incluir este país en su círculo de influencia. A los Estados Unidos, en tanto, les interesa más un país que ofrezca bases militares, en el marco de su política de agresión hacia Rusia.. Alemania, en triste consecuencia histórica, se alió con los fascistas ucranianos negando a la vez que lo son, llamándolos „nacionalistas“. A la vez, la canciller Merkel intenta no romper con Rusia completamente ya que este país por un lado suministra la UE con energía, por otro lado puede servir como aliado actual en la mal llamada „lucha contra el terrorismo“ y podría ser un aliado futuro cuando se trata de contener los intereses estadounidenses.
Las distintas posiciones se hacen notar cuando fueron los EEUU quienes forzaron imponer sanciones económicas contra Rusia – estas sanciones, sin embargo, les afectan a los países de la UE muchísimo más que a los Estados Unidos. Tanto como dentro de la Unión Europea hay intereses a favor y en contra de la alianza con los Estados Unidos, se ve esta contradicción dentro del imperialismo alemán. Hay políticos „transatlánticos“ más que nada en el partido democristiano, hay los que prefieren un papel propio de la UE, frente a EEUU. En este momento los dos bandos se sirven de la idea de que „Alemania tiene que aceptar su responsabilidad en el mundo“.
Alemania aumenta su papel político pero también su papel militar en el mundo. En este momento se lleva a cabo la reforma del militar alemán a un ejército de intervención. Por primera vez después de la Segunda Guerra Mundial Alemania envió armas a una región de tensión, a los Kurdos en Kobane (Ain Al-Arab), con el buen pretexto de una necesidad humanitaria. La verdad es que Alemania, a través de envíos de armas a Kuwait y Arabia Saudita, también esta armando al „Estado Islámico“.
Las guerras generalmente tienen un origen económico. Y son resultado objetivo del desarrollo del capitalismo monopolista - la forma del imperialismo con la predominancia del capital financiero. Es por eso la necesidad del socialismo.
Comrades,
In the following I will refer to the subject of our Meeting and to the situation in Germany. What will not be said with respect to the global situation, will be contributed by other parties.
The capitalist crisis of 2007/08 had its repercussions in Europe, and in particular in the European Union member countries. But foreseeably, those nations are suffering much worse, which since 2002 have been without the option to devaluate their currencies, because they had adopted the common European currency, the Euro. Meanwhile, Germany has expanded its role as the principal exporting nation. It left of the crisis stronger than ever, both in terms of economic and political power. Of course, Germany has not yet reached the growth rate from before the crisis, but it put itself in the pole position compared to its rival, France. On the one hand this has been gained by traditional sales of high quality machinery and cars, but on the other hand through a “class compromise”: since more than ten years—long before the crisis— the unions have accepted very low wage rises in order “not to jeopardize the German ability to export”, whilst in many European Union member countries wages were rising. Another highly important determinant for understanding why the capitalist crisis affected Germany only partly, is the role of the so-called “European Commission” (which would better be named a council of Secretaries of the European Union, which has never been elected) Here, the German Minister of Finance — Schäuble—imposes aggressive means of shock and reduced spending on the countries in crisis whereas they are in need of state investment rather than austerity. At the same time, Germany lends money to countries such as Greece, Italy, and Portugal, so they can repay their debts to German companies, or the state guarantees payments to exporting companies. This serves the media to rant about a “debt crisis” in order to cover up that the crisis’ actually stems from overproduction.
The German rulers secure the role of their capitalist class economically through the German economy’s traditional strength in export, and politically through their command in the EU. Inside the country they secure it ideologically. The aforementioned compromise between unions and capital translates into a considerable lack of solidarity of our class with workers in other countries. This becomes very visible when transnational companies—such as Volkswagen—shut down factories in e.g. Spain, and the unions facing the loss of jobs instead of solidarising practice NIMBYism. In a considerable share of the class, Hitlerism has rooted a sentiment of superiority to other peoples, and many workers believe what is good for “their company” is good for themselves. In addition, there are effective subjective reasons, because they are exploited by a capitalism which on global level allows them to be among the beneficiaries of the exploitation. Creating class consciousness is one of the tasks for a Communist Party in an imperialist and highly developed country.
We are convinced that this class consciousness could contribute to overcome the rise of racism. Today, fascist parties are no longer excluded from the public dialogue. The media increasingly present them as a political option—it is about cleansing Germany’s image by looking for the liability for WW I among “all contemporary powers”. At the same time, there are discussions about the reasons for WW II. Actually, the reactionaries are advancing: for the first time after the liberation from fascism in 1945, through the party “Alternative for Germany” (AfD) there exists a direct link between neo-fascism and bourgeoisie. They have already gained mandates in the European Union parliament. This party represents that part of the capital which does not agree with the common currency. Their populist ideology grants them votes with their tales about “us paying for the Greeks, Italians, etc.” Objectively, the opposite is true: It is the Euro which secures Germany’s predominance in Europe and the EU. Even more: the AfD advocates a EU of two velocities: one Union for the rich countries, another one for the peripheral ones.
Our, party, small and in the process of regrouping our forces, is facing a relatively new problem: in Germany, the migrants share in the industrial working class continues to rise. The same is true for the service sector and generally in low-pay sectors. Although often having a class instinct, these immigrants tend not to organise. Under these circumstances we ask the Communist Parties with militants living in Germany to consider an orientation to organise in the German Communist Party: One country, one class, one party! Most immigrants stay for the rest of their lives, although initially this might not have been their intention. The change in the composition of the population in Germany—almost 30 % of which having foreign roots—requires a more organised response from our parties. We imagine that there are similar circumstances in the US, Great Britain, France and other countries with labour immigration.
Despite macro-economic data favourable for the German capital, a considerable share of the working class remains unemployed, and large parts are working poor. This is to say that the poorest are burdened with the crisis insofar it affects Germany. It is already difficult to find housing at moderate prices, and poverty among youth increases considerably. The gap between those most in need and the richest becomes more evident. The government, of course, abuses the all-over media coverage— these days there is a debate on the alleged threat of deflation—to abolish certain social rights achieved by the unions over decades. Large parts of progress for the working class were owed to the existence of the German Democratic Republic. Its disappearance 25 years ago was the initial point for an immense backward movement regarding social issues in both parts of Germany.
The unions which were used to achieving large parts of wage rises and co-management in companies without much effort, have only now taken up struggling again. Here it is important to point out that the most successful unions are those of highly skilled specialists, such as pilots and engine drivers. They are powerful, because without their labour there is a standstill. On the other hand, in some cases there is a lack of solidary spirit, because they tend to defend their peculiar interests without considering the class’s general situation, which some of them believe they are not part of.
To reach our goals, we pursue a policy of alliances which is inseparable from the unions. In general, in Germany the unions lack a more militant and class-oriented approach. It is urgently necessary that the unions’ headquarters join in with the militant unions’ protests in Southern Europe and France. We claim the right to political strikes which is inexistent in Germany, and we defend the unions’ unity.
In non-revolutionary times, it is important to struggle to improve the class’s situation. The defence against numerous capitalist attacks has a double character: it teaches that these attacks stem from the contradiction between capital and labour, and hence are inseparable from the existence of capitalism. And in addition it teaches how to struggle and to win. The major enemy in a highly developed and imperialist country is the monopoly capital, which among others comprises the banks, the insurance companies and the industrial and energy corporates. Therefore, in this period class conscience will stem from an anti-monopolist conscience.
Beyond the necessary struggle for reforms—such as higher wages and the reduction of the weekly working hours to a maximum of 35—the propaganda for socialism distinguishes us from other leftist forces. In the working class the forces who defend our revolutionary ideology are not hegemonial. The hegemony will not be achieved when at the same time reformist illusions about the transformation of capitalism towards a better society dominate. We are sure: Another world is possible, but not inside capitalism.
Comrades,
Capitalism does not exist without war, it almost cannot exist without war. War is no exception, but normality. Those who believed in a “peace dividend” after the fall of the Soviet Union, find themselves betrayed. Today, the aggressiveness through monopolist competition for the global markets has increased, and indicators are conspicuous that in the medium run the imperialist blocks will confront each other. The EU and US are increasing their aggressions against Russia and China. Nevertheless, the imperialist powers have congruent and adverse interests at the same time. The law of the different economic and political development of the imperialist countries applies. The different interests show a tendency towards evolving into contradictions which express the economic contradictions between the monopolies.
In Europe, the EU’s aggression in the case of Ukraine is of particular importance. Since their aggression against Yugoslavia—with Germany in the front lines—the EU have tried to impose their proper interests against the US, but these have known how to defend their position. Sometimes they take action individually, sometimes with allies such as Great Britain, and sometimes with the NATO’s tacit approval. The EU’s eclectic character helps them: contrary interests inside the EU, between Germany, France and Great Britain, often neutralise each other. France complains about Germany trying to transform its economic domination into a leadership in the EU’s external policy.
We do not equal Russia, the EU and the US as imperialist countries who share an interest to dominate Ukraine. Being clear about Russia not being the Soviet Union, within the framework of international relations it today defends some progressive positions. In the aforementioned case it is defending the peace in the world attempting to keep Ukraine from joining the NATO. If, however, this happens, the NATO troops would line up 1,500 km closer to Russia than before the crisis. Russia’s policy today is motivated by its objective national interests.
With their offer of an association agreement, the EU was and is trying to draw Ukraine into their zone of influence. The US, within their scope of their politics of aggression against Russia, are rather interested in a country which offers military bases. Germany sadly follows its historical tradition and allies with the Ukrainian fascists, denying their character and calling them “nationalists”. At the same time, Chancellor Merkel is trying not to totally break with Russia since this country supplies energy to the EU, could be an ally in the so-called “struggle against terrorism” and might be a future ally when it comes to containing the US interests. These diverse interests became visible when the US enforced economic sanctions against Russia. These sanctions, however, affect EU countries far more than the US. As much as in the EU there are interests for and against an alliance with the US, there is the same contradiction inside the German imperialism. The are “transatlantic” politicians—mostly in the conservative party—and there are those who emphasise the autonomy of the EU against the US. Currently both parties agree in the idea that “Germany has to accept its responsibility in the world”. Germany increases both its political and military role in the world. Now a military reform is being put into practice to transform the armed forces into an intervention army. For the first time after WW II, Germany delivers weapons into a region of tension to the Kobane (Ain Al-Arab) Kurds with the pretext of humanitarian need. Germany is in fact, through the export of weapons to Kuwait and Saudi Arabia, also arming the “Islamic State”.
Generally, wars have an economic origin. And they objectively result from the development of monopoly capitalism—the manifestation of capitalism dominated by the financial capital. This is why we need socialism.