5th IMCWP, Contribution of Communist Party of Cuba

6/19/03 11:59 AM
  • Cuba, Communist Party of Cuba 5th IMCWP Es Central America Communist and workers' parties

Athens Meeting 19-20 June 2003, Contribution by CP of Cuba
[Sp.]No.1
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El proceso de globalizaci�n, resultado hist�rico del
desarrollo del capitalismo, al manifestarse en su forma
neoliberal ha agudizado los problemas econ�micos, sociales,
laborales, ecol�gicos, e incluso pol�ticos, a escala
planetaria. Las v�ctimas m�s sensibles han sido,
l�gicamente, los pa�ses del Tercer Mundo, pero sus efectos
nefastos tambi�n alcanzan al Primer Mundo, en el que vienen
surgiendo crecientes manifestaciones de exclusi�n social,
desmontaje de conquistas y beneficios laborales, sociales y
marginalidad.

Tras el derrumbe del socialismo en Europa del Este y la
desintegraci�n de la Uni�n Sovi�tica se produjo una
aceleraci�n desenfrenada de este proceso, no contenido ya
por un sistema alternativo. La imposici�n en el mundo de
paradigmas econ�micos e ideol�gicos neoliberales, agresores
de la vida y la dignidad humanas, dio lugar a un fen�meno
l�gico: la resistencia de los pueblos.

La toma de conciencia de la necesidad de enfrentar ese
orden mundial despiadado se ha abierto paso de forma
significativa en todo el mundo. Hoy, el movimiento contra
la globalizaci�n neoliberal es ya un sujeto hist�rico que
emerge como respuesta global a la dictadura mundial del
capital. Su irrupci�n es expresi�n de la
internacionalizaci�n de los agredidos contra la
internacionalizaci�n de los agresores. Ninguno de los
sujetos sociales enfrentados es nuevo, ni su lucha ha
comenzado ahora. Distingue a esta nueva etapa en la
hist�rica confrontaci�n del capital y el trabajo, el
car�cter diferente de ambos, el primero desarrollando su
nueva etapa de internacionalizaci�n y el segundo ensayando
nuevas formas de enfrentamiento en un escenario diferente a
los de siglos inmediatos anteriores.

Tras haber mostrado su fuerza creciente en numerosas
protestas y manifestaciones en los a�os 90, surge la idea
de celebrar Foros Sociales de car�cter mundial con el
objetivo, seg�n sus promotores, de "iniciar una nueva etapa
de resistencia propositiva y de b�squeda de respuestas a
los desaf�os de construcci�n de otro mundo".
Plural y diverso, su heterogeneidad es una fuerza tremenda
pero parad�jicamente puede derivar en su mayor debilidad.
La amplitud de su espectro ideol�gico implica la presencia
en el mismo de diversas corrientes de pensamiento que
plantean, por tanto, diferentes m�todos de enfrentamiento a
la globalizaci�n neoliberal. Esta heterogeneidad, puesta de
manifiesto durante la celebraci�n de los Foros Sociales
Mundiales, ha limitado la posibilidad de adoptar posiciones
m�s radicales y por consiguiente avanzar en nuevas
propuestas que vayan m�s all� de darle al capitalismo un
"rostro humano".

El rechazo del movimiento y de su Consejo Internacional a
la participaci�n de partidos pol�ticos en su seno,
enfatizando a los partidos de la izquierda tradicional, se
mantuvo en Porto Alegre III. Esta marcada intransigencia
dificulta un di�logo unitario que permita avanzar en el
establecimiento de una plataforma program�tica que acoja
los problemas m�s acuciantes para millones de despose�dos
en el mundo. Entorpece tambi�n la posibilidad de
estructurar un movimiento que asuma la idea de la necesaria
gobernabilidad para hacer realidad, desde el poder, que
otro mundo sea posible.

Esta posici�n extrema, y quiz�s insostenible en el futuro,
no est� alejada del peligro real de que el movimiento
pudiera ser penetrado por organizaciones con capacidad o
posibilidades de desviarlo de sus objetivos originales,
terminando como una alternativa m�s del propio capitalismo,
cuyas potencialidades no deben ignorarse.

Sin embargo, el criterio generalizado de las masas que lo
integran, esencialmente de los j�venes, de lo negativo de
la institucionalizaci�n, el no conceder importancia a la
cuesti�n del poder pol�tico y no considerar como una
necesidad vital la presencia de obreros sindicalizados,
como parte fundamental del movimiento social, puede poner
en peligro la existencia misma del ala mayoritaria y
radical del movimiento. Es necesario que gane conciencia
de su condici�n radical y que con estos criterios
contribuyen al fortalecimiento de la corriente reformista.

El deber de aquellas fuerzas comunistas, progresistas y
democr�ticas dentro de estos Foros es buscar puntos de
contactos para la lucha com�n que logren consenso y que
influyan decididamente ante el Nuevo Orden que nos quieren
imponer. El mejor ejemplo es el Tercer Foro Social Mundial
en Porto Alegre que permiti� que sus actores profundizaran
y ganaran conciencia en las reflexiones sobre el ALCA, la
condena a la guerra, la deuda externa, la necesidad de
preservar el medio ambiente, la solidaridad como arma de
lucha, la urgencia de la unidad y la movilizaci�n en torno
a estos temas.

Por otra parte, la tarea que se presenta ante los sectores
no aceptados por el movimiento, especialmente ante los
partidos comunistas, es compleja y requiere de coordinaci�n
entre nosotros, de intercambiar ideas y de buscar las v�as
posibles para nuestra inserci�n y participaci�n eficaz y
con ella, contribuir a ir eliminando prejuicios.

Tenemos la convicci�n de que nuestro deber es estar all�
donde quiera que se est� librando una batalla contra el
orden prevaleciente impuesto por el imperialismo y el
capitalismo salvaje de nuestros d�as. En este caso, resulta
claro que muchas de las causas y aspiraciones justas de
nuestro tiempo se encuentran reflejadas en el movimiento
social contra la globalizaci�n neoliberal.

En tiempos tan peligrosos para la humanidad, cuando Estados
Unidos ha decidido imponer su hegemon�a recurriendo
abiertamente a la fuerza, los comunistas, que debemos ser
los m�s l�cidos a la hora de interpretar la realidad y
actuar en consecuencia, no podemos darnos el lujo de
desaprovechar las potencialidades de este movimiento que,
en nuestra opini�n, constituye una nueva fuerza de
oposici�n al sistema imperialista y un vivero para futuras
y m�s ambiciosas metas pol�ticas.

Parte de esas potencialidades se vieron claramente cuando
el movimiento antiglobalizaci�n abraz�, casi de modo
natural, la causa de rechazo a la amenaza de guerra y a la
guerra misma contra Iraq, organizando gigantescas y
simult�neas manifestaciones en numerosos pa�ses,
contribuyendo a revitalizar de manera vigorosa la hoy tan
necesaria lucha por la paz.

El mundo se encuentra en un momento cimero del
enfrentamiento a la decadencia capitalista, en el que las
fuerzas promotoras de una alternativa de izquierda, que
presupone la unidad dentro de la diversidad, esperan y
necesitan que Cuba ocupe un lugar como referente de la
lucha y resistencia frente al imperialismo. Ustedes,
queridos compa�eros de lucha, pueden contar con nuestra
experiencia y nuestra participaci�n en esa batalla.

 

La guerra ha pasado a ser un componente esencial de la
pol�tica de la actual Administraci�n norteamericana,
exacerbando de manera dram�tica los peligros que se ciernen
sobre el mundo. Estos grandes peligros se anuncian y los
mecanismos de la globalizaci�n no bastan para resolver la
crisis estructural del capitalismo agonizante e incurable.
Estamos ante los umbrales de la globalizaci�n del
fascismo. Ante esos peligros, los intelectuales cubanos han
hecho un llamamiento a la creaci�n de un frente
internacional de resistencia antifacista, que est�
recibiendo numerosas adhesiones. Sin embargo, algunos
amigos, sobre todo en Europa, que tienen su propia memoria
hist�rica de la anterior experiencia fascista en este
continente, tienen dificultades para la cabal comprensi�n
de nuestra posici�n.

La ideolog�a y pr�ctica pol�tica de esta Administraci�n
Bush guardan grandes similitudes con el fascismo, aunque la
coyuntura hist�rica de principios del siglo actual, es muy
distante a la anterior. Se trata de los contornos de
instalaci�n en el planeta por parte del actual gobierno
norteamericano de un fascismo de nuevo tipo, que responde a
las exigencias de los tiempos en que vivimos hoy.

A diferencia del siglo XXI, Estados Unidos mostr�
tempranamente su car�cter expansionista desde los inicios
del Siglo XIX, que le han valido el calificativo de
"Rep�blica Imperial", que le dio el soci�logo franc�s
Raymond Aron. Que el calificativo no es exagerado, lo
corrobor� uno de los pol�ticos conservadores
norteamericanos m�s destacados, Henry Cabot Lodge, quien
observ� que Estados Unidos "tiene un r�cord de conquista,
colonizaci�n y expansi�n territorial inigualado por ning�n
otro pa�s en el siglo XIX".

Los pa�ses de la cuenca del Caribe, escenario primero de la
expansi�n imperial norteamericana, conocen bien las
atrocidades y la represi�n acompa�ante de las numerosas
intervenciones armadas de Estados Unidos en el �rea. Los
ind�genas, primeros pobladores de Am�rica del Norte,
conocieron antes que otros pueblos, el sentido del terrible
eufemismo de "limpieza �tnica" junto con el despojo de sus
tierras.

Para no remontarnos demasiado en la historia bastar�a
recordar la m�s reciente �poca de la guerra fr�a, cuando la
gran confrontaci�n global con el adversario comunista llev�
a Estados Unidos a traicionar su proclamada

ideolog�a liberal, y a conducirse internacionalmente con
m�todos que no tienen nada que envidiar a los estados
fascistas derrotados en la �ltima guerra mundial.

Washington comenz� por salvar a los reg�menes fascistas
residuales, la Espa�a de Franco y Portugal, y reclutar a
cientos de especialistas alemanes que sirvieron al r�gimen
nazi, desde los expertos en coheter�a encabezados por
Werner von Braun, hasta expertos de inteligencia, militares
y de los servicios de seguridad. Al propio tiempo, Estados
Unidos apoy�, cuando no ayud� a conquistar el poder, a los
m�s execrables dictadores en el Tercer Mundo.

Estados Unidos durante la guerra fr�a se opuso a todas las
fuerzas revolucionarias y de liberaci�n nacional, echando a
un lado su postura inicialmente anticolonial, en el sentido
tradicional, para apoyar al r�gimen racista sudafricano, a
los colonialistas franceses en Indochina y Argelia, al
colonialismo portugu�s en Africa. Lanz� intervenciones
militares como en Rep�blica Dominicana, retrotrayendo las
relaciones interamericanas a la era prerooseveltiana, y
luego en Vietnam y el sudeste asi�tico, donde no vacil� en
el uso de bombardeos de terror contra las poblaciones
civiles y el uso de armas qu�micas.

En los 70, apoy� a las dictaduras criptofascistas del Cono
Sur de Am�rica Latina, en Chile con Pinochet, a las
dictaduras militares argentina y uruguaya, y, por supuesto,
a la m�s tradicional, aunque tambi�n fascistoide de
Stroessner en Paraguay. A estos reg�menes dio apoyo con
armas, con la colaboraci�n de sus servicios especiales y
hasta con t�cnicos en el uso de las peores t�cnicas de
interrogatorio bajo tortura. La llamada "Operaci�n C�ndor",
estructura represiva montada por estas dictaduras para el
asesinato de opositores de izquierda o simplemente
progresistas, cont� con la colaboraci�n y el benepl�cito de
Washington.

Durante toda la guerra fr�a, por otra parte, Estados
Unidos, vali�ndose de sus servicios especiales,
particularmente su agencia de inteligencia, la CIA,
instrument� golpes de Estado y asesinatos de figuras
pol�ticas. Entre otros hechos, se recuerdan bien en los 50,
el derrocamiento del gobierno nacionalista de Mossadegh en
Ir�n, el derrocamiento del gobierno progresista de Arbenz
en Guatemala, las acciones encubiertas contra la

Revoluci�n Cubana, intervenci�n a cargo de una fuerza
militar mercenaria en Playa Gir�n, y los numerosos intentos
de asesinato de los dirigentes revolucionarios, ante todo
de Fidel Castro, y los m�s de 40 a�os de hostilidad abierta
y bloqueo econ�mico.

En la d�cada de los 80, el gobierno de Ronald Reagan, en
medio de un clima de redoblada confrontaci�n con el
adversario principal, lanz� una violenta ofensiva
contrarrevolucionaria contra todos los gobiernos
progresistas en el Tercer Mundo, desde el sudeste asi�tico,
hasta Centroam�rica y el Caribe, pasando por el cono sur
africano. Washington utiliz� ampliamente a sus servicios
especiales para instrumentar fuerzas "contras" en una
verdadera guerra de "baja intensidad" contra numerosos
pa�ses y de dudosa legitimidad democr�tica. El propio Henry
Kissinger, que como acad�mico y hombre de estado no pudiera
calificarse en modo alguno de progresista, record� en uno
de sus libros, luego de subrayar la ret�rica liberal de
Reagan, c�mo este recurri� en su ofensiva
contrarrevolucionaria a fuerzas tan dudosas y tan poco
democr�ticas como "los fundamentalistas isl�micos en
Afganist�n, los derechistas centroamericanos y los se�ores
de la guerra tribales en Africa". En este contexto se
recuerda el bombardeo a�reo a la capital de Libia con el
expreso prop�sito de matar al jefe de ese Estado,
presidente Khadafi.

En suma, un r�cord hist�rico perfectamente comparable con
las acciones cometidas por los Estados fascistas en su
carrera de expansionismo imperial, y que se ver�a coronado,
en diciembre de 1989, cuando se estaba liquidando la guerra
fr�a y el Presidente George Bush (padre) y el dirigente
sovi�tico Gorbachov en Malta confirmaban el inicio de una
nueva era entre las dos superpotencias, por la invasi�n de
Panam� para atrapar a su Presidente, General Noriega y
juzgarlo en territorio norteamericano.

Ahora, en el umbral del siglo XXI, lo nuevo es que la
administraci�n de George W. Bush (hijo), que representa el
regreso a la Casa Blanca de la extrema derecha republicana,
aprovecha los acontecimientos del 11 de septiembre del
2001, para, con el pretexto de la "guerra contra el
terrorismo", imponer la supremac�a mundial norteamericana,
aprovechando su condici�n de �nica superpotencia integral
en el planeta, redise�ando la configuraci�n de fuerzas
internacionales y ocupando posiciones estrat�gicas en la
geopol�tica mundial, antes de que se consoliden otros
centros de poder que puedan equilibrarlo, e incluso, para
entorpecer el surgimiento de otros rivales de
consideraci�n. La reciente guerra contra Iraq, muestra
claramente que Estados Unidos est� dispuesto a utilizar su
poder�o superior de manera unilateral, sin hacer caso a
las cr�ticas de sus aliados, y a actuar contra el sentir de
la opini�n mundial y con total desprecio para el m�ximo
organismo internacional, la Organizaci�n de Naciones
Unidas, como ayer los Estados fascistas lo hicieron con la
predecesora de la ONU, la Liga de las Naciones.

La nueva estrategia de seguridad nacional de este gobierno,
aprobada a fines del pasado a�o, muestra que a la Casa
Blanca ha arribado un grupo muy reaccionario, que bien
merece el calificativo de fascistoide, dispuesto a utilizar
la guerra abiertamente y en cualquier parte para lograr sus
objetivos de dominio mundial, incluso la guerra preventiva
y la acci�n unilateral, vali�ndose de su superioridad de
poder y con total desprecio de la legalidad internacional
encarnada en el derecho y la estructura de instituciones
internacionales.

Hoy aparecen elementos y c�digos que recuerdan las viejas
tesis sobre " la naci�n predestinada" y conceptos e ideas
que sustentaron en su momento el fascismo como "guerra
rel�mpago", "espacio vital", "superioridad nacional" o
"racial", militarismo, expansionismo y desconocimiento de
los mecanismos de seguridad colectiva se encuentran en la
proyecci�n pol�tica de Estados Unidos hacia el mundo.

La lucha contra el terrorismo a nivel mundial, se convirti�
en piedra angular de una pol�tica de terrorismo de Estado
sin precedentes. Iraq fue transformado en protectorado,
bajo el mando de un "Gauleiter" a lo US-ARMY, se glorifican
sus Fuerzas Armadas y se inventan historietas de heroicos
rescates falsos, como el caso de Jessica Lynch.

Se utiliza deliberadamente la mentira, en el m�s puro
estilo goebbeliano, difundida ahora a trav�s de una
maquinaria de propaganda mil veces m�s poderosa y con el
control de los principales medios de comunicaci�n. El
acceso a fuentes p�blicas de informaci�n objetivas es cada
vez m�s dif�cil y se manipulan las conciencias para
presentar como autodefensa leg�tima el necesario grito a la
guerra, amenazando a peque�os pa�ses que supuestamente
amenazan al IMPERIO, tal como ocurri� en la �poca del III
Reich.

 

Una proyecci�n internacional de extrema peligrosidad para
el mundo, te�ida de un mesianismo religioso fundamentalista
del tipo (Dios no es neutral, por tanto est� al lado de
Estados Unidos en esta cruzada) que no admite la noci�n
misma de no alineados (el que no est� con nosotros est�
contra nosotros), que tiene, por debajo de la ret�rica
liberal usual en las declaraciones gubernamentales que
emanan de Washington, un claro perfil fascistizante.

Debe quedar claro que nos referimos a un fen�meno enmarcado
en la esfera internacional, pues consideramos que por
distintas razones ser�a extremadamente dif�cil que pudiera
instaurarse un r�gimen fascista en Estados Unidos. A�n as�,
es evidente que se est� utilizando el estado de excepci�n
tras los sucesos del 11 de septiembre para encubrir
objetivos de control, no s�lo mundial, sino tambi�n hacia
el interior de Estados Unidos. La recientemente aprobada
Ley Patri�tica vulnera las garant�as individuales del
ciudadano norteamericano y deja al gobierno sin
limitaciones ni controles molestos para actuar en nombre de
la "seguridad nacional". Es indudable que se han cercenado
o limitado derechos civiles del pueblo norteamericano y que
se alienta una atm�sfera de falso patriotismo que busca
estigmatizar e incluso reprimir a los que disientan de la
pol�tica oficial.

Frente a esta plataforma de descarnada aspiraci�n a la
hegemon�a mundial, en momentos en que no existen otros
mecanismos de contenci�n, se hace necesaria la movilizaci�n
de la opini�n mundial, la creaci�n de un vasto movimiento
de masas, de un verdadero Frente de los pueblos contra este
intento imperial a escala global, que ponga de manifiesto
su esencial car�cter fascista, por debajo de la hipocres�a
liberal que lo encubre. Un movimiento mundial que pueda
influir al interior de la sociedad norteamericana, y sea
capaz de levantar un poderoso movimiento de masas contra
esta cruzada imperial, como el que a fines de los 60 y
comienzos de los 70 influy� en la retirada de Vietnam.

Lo que no pudieron lograr las otras potencias y mucho menos
la Liga de las Naciones en los a�os 30, detener a los
fascistas, pudiera lograrlo ahora la movilizaci�n de los
pueblos contra esta "Roma Americana", como llam� Jos� Mart�
premonitoriamente a Estados Unidos a fines del siglo XIX, y
contener su aspiraci�n a implantar un nuevo imperio
mundial.

La constituci�n de un Frente antifascista a nivel
internacional, que identifique al enemigo principal de
todos los pueblos, puede ofrecer claridad y fortaleza
pol�tica al amplio movimiento mundial que se manifiesta en
contra de la globalizaci�n neoliberal. La potencia m�s
grande del planeta tiene que ser contenida en sus acciones
y planes guerreristas y eso no puede esperar.

Incluso, en estos momentos, cuando Cuba pasa por la
coyuntura m�s peligrosa de su historia y se ha visto
obligada a defenderse ante la amenaza real de una agresi�n
por parte de la mayor superpotencia imperialista de todos
los tiempos, comprende que la m�xima prioridad de la lucha
es constituir un frente contra el fascismo.

A los comunistas y fuerzas democr�ticas y progresistas del
mundo corresponde esta tarea priorizada.


 

Athens Meeting 19-20 June 2003, Contribution by CP of Cuba
[Sp.] No.2
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LA SITUACION EN CUBA

Desde el primer a�o del Triunfo de la Revoluci�n Cubana, la
esencia de la pol�tica norteamericana con respecto a la
Isla, siempre ha sido desestabilizar su proceso pol�tico
con el fin de lograr un cambio de r�gimen.

Algunos en este mundo no acaban de comprender que Cuba es
un peque�o pa�s, acosado militar y econ�micamente por la
�nica superpotencia de la tierra y que de forma ilegal y
genocida quiere derrocar un gobierno legalmente
constituido, elegido por su pueblo en elecciones libres,
secretas y democr�ticas y que tiene relaciones diplom�ticas
con 181 naciones.

El programa Cuba comenz� a desarrollarse desde los primeros
d�as de 1959, cuando el Presidente Eisenhower encabez� la
lista de diez Administraciones norteamericanas una veintena
de Directores de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Los resultados despu�s de m�s de cuarenta a�os de
agresiones son m�s que elocuentes: invasi�n de Playa Gir�n;
Operaci�n "Mangosta", concebida a fomentar, financiar y
dirigir bandas contrarrevolucionarias armadas y fabricar la
"oposici�n" en Cuba; intentos de asesinatos contra
dirigentes de la Revoluci�n; bloqueo econ�mico, comercial y
financiero, que se ha convertido en una verdadera guerra
econ�mica, endurecida despu�s con leyes como Torricelli y
Helms- Burton, que entre otros plasma jur�dicamente la
obligaci�n del Gobierno de los Estados Unidos de lograr el
derrocamiento de Fidel Castro. Despu�s vino el eufemismo de
la "transici�n democr�tica", donde los temas de las
llamadas violaciones de los derechos humanos y la falta de
democracia en Cuba, han sido constantes cintillos de la
permanente campa�a publicitaria anticubana, para envenenar
la opini�n p�blica internacional sobre el socialismo cubano
y tergiversar su real contenido humanista.

 

Lo nuevo y m�s peligroso es que hoy esa pol�tica que se
proclama abiertamente, se ha puesto en pr�ctica contra
Iraq, a�adiendo el cambio ileg�timo de r�gimen, como un
aspecto cr�tico de los objetivos estrat�gicos del nuevo
orden mundial que Estados Unidos pretende imponer a la
humanidad.

Estas concepciones de "guerra preventiva", "ataques
sorpresivos", "cambio de r�gimen", se aplican en el mundo
real en que vivimos, con el agravante para Cuba, de
encontrarse en el hemisferio occidental a s�lo 90 millas de
la superpotencia hegem�nica, con una base militar enclavada
en el territorio cubano en contra de su voluntad, y la Isla
forma parte adem�s de la lista de los que se definen como
terroristas, sin fundamento alguno. De "los 60 pa�ses o
m�s", anunciados como posibles blancos de su estrategia
guerrerista, al menos 7 est�n claramente determinados y
Cuba es uno de ellos.

Las implicaciones de esa lista y peligros que representa,
nos la muestran recientes declaraciones del Secretario de
Estado, Colin Powell, quien se�al� que "a Cuba se le ha
dicho que se le considera que apoya actividades
terroristas" y a�ade que "esto no lo tolerar�n m�s a
ninguna naci�n".

El Subsecretario de Estado, Brian Whitman se�al� que "hay
gente que se pregunta si es v�lido este concepto de
prevenci�n m�s amplio como el que tenemos en Cuba".

El propuesto Subsecretario de Estado para el Hemisferio
Occidental, Roger Noriega ha declarado "que hab�a que
trabajar en la transici�n y la democracia en Cuba con
creatividad y vigor".

El Embajdor norteamericano en Rep�blica Dominicana muy
cercano amigo de la familia Bush ha dicho a la prensa
"despu�s de Iraq le toca el turno a Cuba".

Jeb Bush, hermano del Presidente y Gobernador de la Florida
ha anunciado que "hab�a que traer para el �rea del Caribe,
despu�s de Iraq, los aires de Democracia y Libertad".

Adicionalmente a toda esta ret�rica, que no se puede tomar
a la ligera, estas amenazas y referencias tienen lugar bajo
una Administraci�n en Washington con fuertes compromisos y
v�nculos hist�ricos con un grupo reaccionario y
recalcitrante de cubano-norteamericanos que nosotros
calificamos de "Mafia", pertenecientes a la Fundaci�n
Cubano-Americana, promovida y constituida en el Gobierno de
Ronald Reagan, a quienes incluso el actual Presidente
George W. Bush le agradece los resultados fraudulentos de
las elecciones en la Florida que lo llevaron al poder.
Tambi�n se incluye dentro de nuestras adversidades la
existencia de una extrema derecha norteamericana para quien
la victoria de la guerra fr�a no es completa sin el
sometimiento de Cuba. No hay que olvidar que los Padres
Fundadores de la Naci�n Norteamericana, concibieron a Cuba
como parte del territorio continental de Estados Unidos y
desde entonces existe un sentimiento emocional en c�rculos
importantes del conservadurismo norteamericano, de
apoderarse de Cuba.

Hoy 34 representantes del sector anticubano, tienen como
nunca antes posiciones claves en el Gobierno de Estados
Unidos, con influencia para implantar y aprobar una nueva
pol�tica m�s agresiva a�n contra la Isla.

Por parte de esta mafia cubano-americana se han
intensificado las presiones sobre la Casa Blanca para crear
incidentes que propicien una crisis bilateral que conduzca
a un conflicto militar directo entre Cuba y los Estados
Unidos. Este es sin dudas, el momento id�neo para los
anticubanos en toda su historia, que coincide plenamente
con la estrategia geopol�tica norteamericana del mundo.

Es en ese marco que se inscriben los intentos de presentar
y acusar a Cuba de producir armas biol�gicas y considerar
los secuestros de naves y aviones, "como amenaza a la
Seguridad Nacional de EE.UU". Cualquiera de estas
circunstancias a la vista de la Administraci�n de la Casa
Blanca, podr�a desencadenar un ataque preventivo
sorpresivo.

 

Habr�a que agregar a este complejo escenario, que el
bloqueo se intensifica, se incrementan los fondos y
recursos financieros para promover y desarrollar la
subversi�n, a trav�s de la abierta injerencia y las
provocaciones de sus agentes diplom�ticos, para entonces,
lograr el cierre de la oficina diplom�tica de Cuba en
Washington. Al final, el objetivo es anular
unilateralmente el Acuerdo Migratorio y que se origine un
�xodo masivo e ilegal de cubanos hacia la Florida, de forma
tal que obligue aplicar la cl�usula de la "Seguridad
Nacional".

No son casuales las declaraciones de Donald Rumsfeld y del
Secretario de Estado Colin Powell en esa direcci�n cuando
reiteraron amenazadoramente que el �xodo es considerado
como "un acto hostil hacia Estados Unidos".

Ahora la Uni�n Europea decidi� una vez mas, capitular
frente al gobierno norteamericano en el tema de su pol�tica
hacia Cuba. Se sumo a los ataques del gobierno
norteamericano acordando nuevas medidas precisamente en
momentos en que Cuba ha tenido que enfrentar los arteros
planes de Washington con el fin de fabricar pretextos que
justifiquen una acci�n militar contra la Isla.

A tal extremo llega el contubernio europeo con Washington
que se proponen restringir el intercambio cultural entre
nuestros pueblos lo que constituye una dejaci�n del
principio mas elemental del respeto a los derechos de los
pueblos al acceso a la cultura.

Sin embargo mi pa�s jam�s ha o�do una declaraci�n de la
Uni�n Europea condenando las ejecuciones en Estados Unidos,
ni una critica a las 71 condenas a pena capital del pasado
a�o en los propios Estados Unidos ni tampoco al calor de la
campa�a medi�tica a que fuimos sometidos, la Uni�n Europea
se refiri� ni siquiera a la �ltima ejecuci�n en d�as
pasados en el corredor de la muerte.

Resulta ins�lito, que mientras el Presidente Bush proclama
la guerra implacable e infinita contra el terrorismo a
nivel Mundial, se contin�e practicando el terrorismo de
Estado contra Cuba desde territorio norteamericano. Cinco
Cubanos est�n en prisiones norteamericanas, bajo injustas
y exageradas condenas que van desde doble cadena perpetua,
por el s�lo hecho de proteger a Cuba y a ciudadanos
norteamericanos de acciones terroristas originadas en
territorio de Estados Unidos y que en estos a�os han
dejado un saldo de miles de cubanos muertos o mutilados.

Esta inhumana acci�n se extiende hasta sus familiares m�s
cercanos, al negarle las visas a las esposas de dos de los
cinco compatriotas a las de Gerardo y Ren� y a su hija
Ivette que dej� de ver desde los 4 meses de nacida y hoy
tiene 4 a�os, violando as� el derecho internacional del
ni�o y el derecho de los presos a que sean visitados por
sus familiares.

Cuba es objeto tambi�n de guerra implacable en el plano de
la ideolog�a y la propaganda. M�s de 1500 horas semanales
de transmiciones por radio contra la Isla, donde se
estimula constantemente a la emigraci�n ilegal con una ley
con prop�sitos desestabilizadores en lo interno del pa�s,
que promueve el tr�fico de personas, mientras restringe la
emigraci�n legal.

Como ver�n, la Revoluci�n Cubana se ha visto obligada a
defenderse con medidas duras, pero estrictamente legales,
ante la amenaza real de agresi�n militar. No hay que
olvidarse en estos momentos, el principio leninista, de que
"una Revoluci�n vale, si sabe defenderse".

Cuba no dar� pretexto para que nos agredan, pero tampoco
abandonaremos la posici�n de firmeza y principios
revolucionarios, ni retrocederemos pol�ticamente. Tenemos
principios muy sagrados que defender como la independencia,
la soberan�a nacional y la autodeterminaci�n de un pueblo
que ha elegido su presente y futuro en el socialismo.