La crisis internacional del capitalismo, los trabajadores, la lucha de los pueblos, la alternativa y el rol de los comunistas y la clase obrera
Contribución al 11 Encuentro Internacional de los Partidos Comunistas y Obreros en Nueva Delhi, India. Presentada por el camarada Pável Blanco Cabrera.
Camaradas:
Agradecemos al Partido Comunista de la India, y al Partido Comunista de la India (Marxista) la creación de las condiciones para este Encuentro.
En estos días cumpliendo su función ideológica los grandes medios de comunicación festinan el 20 aniversario de la contrarrevolución en la RDA -resultado de la traición de Gorvachov al Pacto de Varsovia-, como parteaguas de la historia. Sostienen aún la tesis del triunfo permanente del capitalismo y la derrota definitiva del socialismo. Pero la crisis capitalista internacional derrumba ese mito.
Millones de trabajadores despedidos, nuevos recortes a los derechos sociales, agresión a los derechos sindicales, aumento de la explotación, mayor saqueo de los pueblos, mayor militarización, rescate de los monopolios financieros e industriales con fondos públicos desmitifican el mundo de la “libertad” y “democracia” que prometieron Bush, Kohl y Gorvachov hace dos décadas, quienes hoy reaparecen en la escenografía sin lograr exorcizar la crisis cíclica de sobreacumulación y sobreproducción, ni la contradicción capital/trabajo.
Los dogmas ideológicos de la restructuración capitalista, denominada neoliberalismo, se encuentran en desuso en tanto que después del enésimo anuncio de su muerte el marxismo-leninismo demuestra su plena vigencia.
¿Donde está la paz que prometieron una vez fuera derrotado el “imperio del mal”? ¿Dónde el progreso, donde la libertad, donde la democracia?
Como respuesta tenemos guerras de agresión por el dominio de los recursos naturales en Irak, Afganistan, y más amenazas al Medio oriente e Iran; guerras por las rutas del gas y del petróleo, y por nuevos mercados; la militarización de América Latina, desde la Iniciativa Merida, la reactivación de la IV Flota y la instalación de nuevas bases militares en Colombia. Una restricción de las libertades democráticas, de los derechos civiles, una democracia excluyente en la mayoría de los países; las leyes anticomunistas que colocan en la ilegalidad a los partidos de la clase obrera, a las fuerzas revolucionarias son manifestación evidente, lo mismo que las resoluciones promovidas en la Unión Europea para criminalizar la lucha de los comunistas.
En una deformación, absurda e increíble, se equipara al fascismo con el comunismo, queriendo olvidar que la Unión Soviética entrego la vida de más de veinte millones de sus mujeres y hombres, y la tarea liberadora del Ejército Rojo. ¿Cómo comparar a Hitler y sus hordas criminales con quienes les opusieron resistencia? ¡Honor y gloria a la resistencia comunista de la URSS, de los partisanos organizados por los partidos comunistas en Europa! ¡Honor y gloria a los comunistas organizadores de la lucha antifascista que murieron torturados o sufrieron en los campos de concentración! ¡Honor y gloria al pueblo soviético y al Partido Comunista (Bolchevique)!
El deslumbrante mundo de la especulación financiera así como la especulación teórica burguesa y pequeñoburguesa sobre la llamada globalización no lograron desaparecer ni frenar las leyes objetivas del desarrollo del capitalismo en la fase de predominio de los ‑monopolios, ni la contradicción entre la producción social y la apropiación privada, ni el sórdido secreto de la explotación: la plusvalía.
Hoy en los movimientos de masas y la lucha de los pueblos, entre los intelectuales progresistas se instala con mayor precisión la cuestión de la alternativa. Existen en varios países movimientos que cobran conciencia de que se trata no solo de cuestionar al neoliberalismo, y que se definen en el anticapitalismo, esto es, que más que pensar que es un problema de gestión, de administración, de modelo, alcanzan ya a identificar que el problema es este sistema basado en la explotación del hombre por el hombre, en la propiedad privada de los medios de la producción. Como sabemos esta noción del anticapitalismo es solo provisional pues identifica que en el modo de producción contemporáneo no hay solución a los problemas de los oprimidos y explotados, pero no coloca necesariamente la cuestión de la estrategia, de la alternativa, del horizonte. A ello debemos sumar las posiciones confusas del poscapitalismo, “socialismo del siglo XXI”, “socialismo democrático”.
El socialismo científico, el marxismo-leninismo, siempre lucho contra las posiciones utópicas y reaccionarias que con el nombre del socialismo se presentaban ante la clase obrera, desde el Manifiesto del Partido Comunista y otros textos clásicos. Los comunistas hoy tenemos una experiencia mayor debido al esfuerzo heroico del proletariado que enfrento la práctica de la construcción socialista. Si 70 días de La Comuna de Paris enriquecieron al marxismo, 70 años de construcción socialista no pueden ser arrojados por la borda. Pero esto no debe ser solo una declaración, estamos ante la necesidad de un estudio colectivo profundo de tal experiencia. Hay ya iniciativas serias de partidos hermanos en tal dirección, es el caso de las Tesis sobre el Socialismo del XVIII Congreso del Partido Comunista de Grecia. Estas tesis abordan la cuestión en su conjunto, extrayendo las lecciones generales, a diferencia de aquellas que ponen el acento en particularidades y que priorizan explicaciones unilaterales.
‑
Ello coloca de nuevo la cuestión de contar con una estrategia colectiva frente a las cuestiones cruciales, es decir si es posible construir formas de colaboración y coordinación mayores a las que actualmente existen en el movimiento comunista internacional.
Es verdad que ahora el que está colocado en el banquillo de los acusados es el capitalismo, sin embargo la lucha ideológica continúa con dureza contra aspectos centrales del marxismo-leninismo. Un aspecto es la sobreestimación de la democracia concebida en oposición a la dictadura del proletariado; otro apunta contra la teoría del partido de nuevo tipo en nombre de los nuevos movimientos, renunciando a la unidad ideológica, programática y organizativa, lo que conduce a agrupaciones amorfas, a lo más clubs ideológicos, lejos de partidos revolucionarios que combaten por el derrocamiento del capitalismo, aunque conserven el nombre de partidos comunistas. Es muy grave la socialdemocratización de algunos partidos en los principales países del sistema imperialista, así como en centros dinámicos de la lucha de clases y de curso antiimperialista, como es el caso de América Latina.
Camaradas:
Un elemento central de nuestra teoría es el papel revolucionario de la clase obrera, en tanto que única clase capaz de dar fin a las actuales relaciones sociales y a todas las calamidades que el capitalismo engendra.
Nuestras luchas cotidianas no tendrían sentido sino están vinculadas a elevar la conciencia de los trabajadores y organizar sus respectivos destacamentos para la lucha económica, política e ideológica.
Por ello consideramos que hay que apoyar el nuevo curso de la Federación Sindical Mundial, así como expresiones de un sindicalismo rojo, clasista, que acentué la independencia del movimiento obrero y camine a la ruptura con el capital.
‑
Siendo la clase obrera una clase internacional no basta con los esfuerzos que desplegamos en nuestros marcos nacionales, hoy más que nunca campañas internacionales en defensa de los derechos de los trabajadores y por nuevas conquistas deben ser organizadas por el movimiento comunista internacional.
Camaradas:
La crisis en México expresada no solo en el desempleo que de 2008 a 2009 arrojo a la calle a casi tres millones de trabajadores, sino en la agresión a los propios sindicatos. Los trabajadores mineros, los trabajadores de la educación y electricistas son objeto de la represión.
Empiezan a darse respuestas unitarias de los trabajadores, aún en el terreno de la defensiva; por primera vez en casi siete décadas se está planteando una huelga general.
La integración de vastos sectores de los trabajadores al terreno de la lucha refuerza los planteamientos del movimiento anticapitalista en el que los comunistas intervenimos.
La lucha popular en los últimos tres años se ha caracterizado por su masividad y radicalidad, pero el elemento de calidad que está determinado por la participación masiva de la clase obrera es el factor nuevo.
Este 24 de noviembre se cumplen 90 años de que se formara la Sección Mexicana de la Internacional Comunista, dificultades y errores, traiciones y la liquidación en 1981 del primer PCM no anulan una historia donde la fusión del movimiento obrero con las ideas del socialismo ha sido la constante. Una historia heroica que no tiraremos por la borda, de la que estamos orgullosos, que nos da origen y de la que nos reclamamos continuidad.
Los renovadores, los realistas, los que cedieron a la presión ideológica, que iniciaron por deslindarse y condenar la construcción socialista demostraron que la modernización de su pensamiento y formas organizativas en su fuga hacia adelante termino por integrarlos a la ‑
socialdemocracia como nuevos rostros del reformismo y del revisionismo, es decir, del partido del capital.
Pero hoy no basta con mantenerse en el terreno de los principios, es preciso sobre su base avanzar, organizar y reforzar a los partidos comunistas, única alternativa de clase al capitalismo.
¡Proletarios de todos los países, uníos!