14 Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros
Beirut, Líbano, Noviembre 2012
Intervención de Carmelo Suárez
Secretario General del PCPE
Estimados camaradas,
Queremos saludar la celebración de este 14 Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros, agradeciendo muy particularmente al Partido Comunista Libanés la organización del mismo. Al mismo tiempo, un saludo combatiente a todos los pueblos que luchan contra las agresiones imperialistas desatadas en esta región, especialmente a nuestros hermanos palestinos y sirios.
El PCPE participa en este Encuentro con la firme voluntad de profundizar en las relaciones multilaterales entre los partidos comunistas y obreros. Pondremos todas las capacidades del PCPE para que de los debates de estas jornadas saliesen medidas concretas de coordinación comunista internacional que permitan el fortalecimiento de las luchas en todos los lugares del planeta contra los planes imperialistas.
En el caso de España, estamos asistiendo desde el estallido de la crisis capitalista a una salvaje oleada de ataques contra los derechos de la clase obrera y los sectores populares: a las diversas reformas laborales tendentes a abaratar la fuerza de trabajo se suman el retraso de la edad de jubilación, la privatización abierta de servicios públicos como la sanidad y una colosal destrucción de fuerzas productivas que ha llevado a que hoy el número de parados y paradas en España ronde los 6 millones de personas (25,02%).
Hoy en España hay casi dos millones de familias que tienen a todos sus miembros en paro y que una parte de ellas subsisten gracias a unas ayudas sociales también amenazadas por los planes del FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, en coordinación con el gobierno. Cientos de miles de familias en paro carecen ya de cualquier tipo de subsidio.
Las medidas que se adoptarán en el momento en que el gobierno de Mariano Rajoy pida el rescate financiero a esas instituciones serán mucho más brutales y agresivas aún, y situarán a la clase obrera de nuestro país en una posición de enorme debilidad. Es por eso que en el último período las luchas han aumentado en intensidad y en fuerza. Las huelgas, movilizaciones, manifestaciones, se multiplican y al mismo tiempo se incrementa la represión del estado burgués hacia las organizaciones políticas o sindicales más combativas. La utilización de elementos provocadores en las manifestaciones, las detenciones y las brutales cargas policiales se repiten con mayor insistencia y pretenden criminalizar la protesta social y alejar a las masas de la movilización. Como bien señaló Lenin, el imperialismo tiende a la reacción en todos los campos, y ahora mismo estamos siendo testigos de cómo esto se materializa en nuevas medidas legales dirigidas específicamente contra los partidos y organizaciones obreras que plantamos cara frente a las medidas de los gobiernos de la oligarquía.
La barbarie capitalista se está haciendo cada vez más visible y evidente para amplios sectores del pueblo trabajador que ven cómo sus vecinos pierden la vivienda, las ayudas sociales o la misma vida mientras el gobierno responde con brutalidad ante quienes se movilizan y luchan. El PCPE afirma sin tapujos que esta situación de crisis estructural está demostrando lo que siempre hemos defendido los comunistas, que no es otra cosa que la única alternativa viable para la mayoría social es el derrocamiento del poder burgués, la toma del poder por la clase obrera y la construcción del socialismo y el comunismo.
En este sentido, en nuestro país se dan las condiciones objetivas para la construcción del socialismo. La agudización de las contradicciones entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción es extrema. Pero todavía no están maduras las condiciones subjetivas, todavía la clase obrera tiene que desarrollar su conciencia, todavía el Partido Comunista es débil y todavía predominan en nuestra clase postulados ideológicos burgueses o pequeñoburgueses, preconizados por las organizaciones reformistas que no aspiran la construcción socialista, sino a la mera gestión del capitalismo desde una perspectiva más “humana” o “social”, como si eso fuera posible.
El capitalismo está demostrando sus límites con esta crisis y los capitalistas no están dispuestos a realizar concesiones a la clase obrera. La alternativa se sitúa, pues, entre ellos o nosotros, entre los capitalistas o los trabajadores, y no caben ya posiciones intermedias de gestión del sistema capitalista, ni de engaños a la clase obrera que, en nombre de supuestos gobiernos “progresistas”, sigan aplicando las medidas que favorecen a los grandes monopolios y condenan a la miseria al pueblo trabajador. Ahora es el momento de fortalecer la lucha revolucionaria, de plantear abiertamente a nuestra clase que la solución sólo pasa por la construcción de la sociedad socialista, con una economía planificada, con un control obrero de la producción y los medios de producción, y que sólo así se podrán satisfacer las necesidades de todos los miembros de la sociedad, y no sólo los de unos pocos. El capitalismo, mientras consiga sobrevivir, solo ofrecerá más explotación y miseria a la clase obrera.
Nuestra lucha debe centrarse en elevar el nivel de conciencia de las masas obreras, en fortalecer la organización de la clase, su autonomía frente al enemigo de clase, y para ello es necesario que le hablemos a la clase directamente, sin subterfugios ni ocultando nuestro objetivo estratégico. Debemos ser lo suficientemente tácticos en el terreno de las alianzas para saber en cada momento elegir la posición que fortalece más a la clase obrera y que permite situar más cerca el objetivo estratégico, pero sin caer en un tacticismo que confunda a las masas, que las sitúe más cerca no del socialismo, sino de abrazar las posiciones de conciliación de clases, el pacto social.
Desde nuestra perspectiva, son varios los ejes por los que pasa ineludiblemente el fortalecimiento de las luchas.
En primer lugar, es esencial el fortalecimiento del Partido Comunista como vanguardia política e ideológica de la clase obrera. Los Partidos Comunistas, guiados por el marxismo-leninismo y sin subordinarse a las posiciones de otras clases sociales, somos la garantía de la victoria de la clase obrera.
En segundo lugar la disputa por la hegemonía ideológica en el seno del movimiento obrero frente a las posiciones conciliadoras, que alejan a la clase de la lucha revolucionaria y pretenden convencerla de que se pueden arrancar reformas a los capitalistas.
En tercer lugar, es necesario desarrollar rápidamente el mayor grado de unidad obrera a partir del centro de trabajo, recuperando como escenario central de movilización y organización el lugar donde se manifiesta directamente la contradicción principal que existe bajo el capitalismo, la contradicción entre capital y trabajo.
En cuarto lugar, es necesario buscar las alianzas necesarias con otros sectores sociales objetivamente interesados en poner fin al poder de los monopolios, como los pequeños propietarios condenados a la proletarización o el campesinado.
En quinto lugar, hemos de redoblar nuestra lucha contra todas las estructuras creadas por el imperialismo para encadenar y oprimir a los pueblos, como la propia Unión Europea o la OTAN, para lo cual hemos de apostar directamente por la ruptura unilateral de cada uno de nuestros países con ellas, sin esperar ingenuamente a que éstas decidan disolverse o adoptar una imposible orientación social.
Por último, hemos de encontrar de una vez la manera para garantizar espacios de coordinación serios y estables entre los Partidos Comunistas y Obreros. Sólo una mayor unión entre los partidos comunistas y obreros permitirá responder con eficacia ante los ataques, coordinados internacionalmente, de la oligarquía, pero para ello es absolutamente necesario que abandonemos de una vez la retórica y las reticencias, que procedamos a la unificación ideológica del movimiento comunista internacional bajo el marxismo-leninismo y que desterremos de nuestro seno todas aquellas posiciones que reniegan de la construcción socialista y que únicamente se conforman con obtener cuotas de poder en la gestión de los intereses de la oligarquía.
Camaradas, somos muy conscientes de que estas tareas son difíciles y que no basta sólo con expresarlas, así que dejamos constancia de nuestra absoluta disposición para trabajar en ellas desde este mismo momento con todos aquellos partidos dispuestos a ello. No podemos esperar más ni retrasar más el desarrollo de nuestra coordinación internacional, mientras la clase obrera sigue siendo víctima de los ataques más brutales en los últimos 30 años y el capitalismo se adentra en una nueva fase más autoritaria y de mayor violencia criminal.
¡Viva el internacionalismo proletario!
Muchas gracias.