Lisbon Meeting 10-12 November 2006, Contribution of PPS,
Mexico [Sp.]
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From: Portuguese Communist Party, Monday, November 13, 2006
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Contribui��o de Partido Popular Socialista M�xico
Sexta, 10 Novembro 2006
La estrategia del imperialismo, la cuesti�n energ�tica y
la experiencia de la lucha de los pueblos de Am�rica latina
hacia su liberaci�n y hacia la construcci�n del socialismo.
El caso de M�xico.
1. La estrategia del imperialismo frente a Am�rica Latina.
En su intento por fortalecer su posici�n en la arena
mundial, nutrir su econom�a en crisis, asegurar su abasto
de energ�ticos y fortalecer su pol�tica belicista, el
capital financiero y corporativo estadounidense hace todo
lo que puede para fortalecer su dominio econ�mico y
pol�tico sobre Am�rica Latina y el Caribe.
Hist�ricamente el imperialismo yanqui ha considerado a esta
regi�n como su zona de dominio, pero fue hacia fines de la
d�cada de los 70's cuando lanz� una nueva ofensiva para
acrecentar su hegemon�a, al calor de la puesta en marcha en
el mundo de la llamada globalizaci�n neoliberal. De
entonces ac�, el imperialismo yanqui fortaleci� sus actos
para apropiarse de los principales medios de producci�n y
cambio de nuestros pa�ses, y para apropiarse y
sobreexplotar nuestros recursos naturales: los energ�ticos,
desde luego, que se mantienen en la primera l�nea de su
ambici�n, pero adem�s el agua, el ox�geno y la
biodiversidad, entre otros. Tambi�n para sobreexplotar
nuestra fuerza de trabajo; subordinar las econom�as
nuestras a la de ellos y, en lo pol�tico, despojar a
nuestros pueblos de su soberan�a y del ejercicio de la
autodeterminaci�n. En s�ntesis, para convertir a los pa�ses
de Am�rica Latina en neocolonias bajo su dominio.
En el caso de M�xico, la ofensiva del imperialismo empez� a
darle frutos a partir de 1982. Desde entonces, nos ha
tra�do un serio retroceso en las conquistas que la clase
obrera y otras capas populares hab�an logrado tras luchas
hist�ricas: p�rdida en su nivel de vida, desempleo y
cancelaci�n de derechos sociales. A la naci�n, le ha
causado creciente dependencia econ�mica y pol�tica. A la
sociedad, le impuso una "democracia" ficticia, que respeta
ciertas formalidades de competencia entre los partidos de
la burgues�a, s�lo para generar en el pueblo la vana
ilusi�n de que las cosas pueden cambiar por ese medio y as�
evitar que tome conciencia y luche. As� encubre el car�cter
real del r�gimen, que es el de una dictadura de clase que,
en el caso de nuestro pa�s, es una f�rrea dictadura no de
una burgues�a interna sino, sobre todo, del capital
financiero y corporativo internacional y los elementos que
le sirven, que en todo caso juegan un papel secundario.
2. La experiencia de nuestros pueblos en la lucha hacia su
segunda y definitiva independencia.
Como se ve, la contradicci�n principal, en nuestra regi�n y
desde luego en M�xico, es la contradicci�n entre el
imperialismo yanqui y los pueblos y las naciones de Am�rica
Latina y el Caribe, en su conjunto. Hist�ricamente ha sido
as� y as� es hoy, con m�s fuerza que nunca. Por eso, la
lucha revolucionaria por nuestra segunda y definitiva
independencia est� hoy a la orden del d�a.
La lucha por nuestra segunda y definitiva independencia es
una lucha de liberaci�n nacional y a la vez de liberaci�n
regional. Por una parte, la lucha de la clase obrera y sus
aliados potenciales contra el imperialismo se da en el
plano interno, dentro de cada naci�n y, por otra y de modo
simult�neo, se da la lucha regional colectiva contra el
propio imperialismo, hacia la construcci�n de la unidad
latinoamericana y caribe�a como una sola gran naci�n en un
futuro no distante. En este sentido avanzan proyectos como
la Alternativa Bolivariana de las Am�ricas, ALBA.
En ambos frentes, el nacional y el regional, los partidos
comunistas y obreros tenemos que acumular nuestra propia
fuerza y, simult�neamente, contribuir a acumular la fuerza
del conjunto de quienes se oponen al imperialismo. Tenemos
que ser el motor que impulse la lucha com�n, alentar y
nutrir la lucha por la segunda y definitiva independencia
de Am�rica Latina y el Caribe. En esta lucha, toda la
amplia diversidad de segmentos de la sociedad que son
agraviados por el imperialismo, son aliados naturales de la
clase obrera. Nos toca impulsar su unidad en la acci�n, su
articulaci�n y su elevaci�n de conciencia. Estando maduras
las condiciones objetivas para la revoluci�n por nuestra
segunda y definitiva independencia, nos toca contribuir al
desarrollo de las subjetivas.
Ahora bien, en el aspecto de nuestra lucha regional, la
clase obrera y sus aliados en Am�rica Latina y el Caribe
estamos hoy en una fase de ascenso. En Venezuela los
avances del proceso revolucionario son notables. El
car�cter antimperialista de la Revoluci�n Bolivariana se ha
acentuado y ya inicia el proceso hacia su definici�n
socialista, que sin duda toma en cuenta la experiencia de
que ninguna revoluci�n de liberaci�n nacional ha logrado
sus objetivos emancipadores del imperialismo de manera
plena, si no se ha radicalizado en el proceso y si no se ha
fijado como objetivo superior la construcci�n de una
sociedad sin explotadores ni explotados, una sociedad
socialista. Las revoluciones de liberaci�n nacional que no
lo han hecho as�, han sucumbido y han dado paso a una fase
regresiva, de nueva cuenta hacia la dependencia
neocolonial. Por lo que hace a la Revoluci�n Bolivariana de
Venezuela, su participaci�n en la solidaridad con la
Revoluci�n Cubana ha sido muy valiosa, sobre todo en esta
etapa en la que el imperialismo yanqui ha endurecido el
bloqueo contra la Patria de Mart�, Fidel y el Che; tambi�n
lo ha sido su contribuci�n a crear las condiciones para el
ascenso de la revoluci�n liberadora en toda la regi�n
latinoamericana y caribe�a.
El proceso revolucionario en Bolivia dio un paso
trascendente con la llegada de Evo Morales a la
Presidencia. Bolivia ahora integra, junto con Venezuela, un
d�o de pa�ses firmemente opuestos al imperialismo y sus
designios en el continente. Los convenios de intercambio
que se dan entre estos dos pa�ses y Cuba, salen del �mbito
del mercantilismo y la expoliaci�n y retoman los principios
de la solidaridad entre los pueblos y de la equidad.
Adem�s de los se�alados, hay otros gobiernos
latinoamericanos, que si bien no se comprometen del todo
con la lucha por la liberaci�n de sus pueblos con respecto
del imperialismo, tampoco act�an como peones de �ste, e
incluso juegan un papel positivo en la arena internacional,
por ejemplo, al contribuir a romper el bloqueo yanqui
contra Cuba: son sobre todo los casos de Brasil y
Argentina.
En este marco, se observa un proceso asimismo ascendente en
lo interno en varios pa�ses de la regi�n.
3. En el �mbito interno, en el caso de M�xico, tambi�n
estamos en una fase de ascenso.
En M�xico hoy, luego de casi un cuarto de siglo de
depredaci�n, proliferan los estallidos de inconformidad
popular: en Atenco, en Oaxaca, en Michoac�n, en Chiapas; se
movilizan los electricistas, los mineros, los maestros, los
campesinos. M�ltiples movimientos surgen y marchan, algunos
de manera convergente, otros, por separado; todos, sin
embargo, con el mismo trasfondo. El Ej�rcito Zapatista de
Liberaci�n Nacional abandon� sus planteamientos anteriores
pol�ticos e ideol�gicos y se sum� a la lucha de la
movilizaci�n popular frentista, aunque no a los frentes ya
existentes; a fines del a�o pasado llam� a una movilizaci�n
que denomin� la "Otra campa�a", se declar� anticapitalista
y rompi� con el aislacionismo que se hab�a impuesto con
respecto de los partidos comunistas y obreros: hoy existe
una cordial relaci�n bilateral entre el EZLN y nuestro
partido y con otros partidos fraternos- aunque todav�a se
reh�sa a establecer v�nculos con otros frentes de masas que
tambi�n son antiimperialistas y que ya han logrado grandes
victorias.
Ahora bien, lo importante es que en M�xico hemos entrado en
una fase de franco ascenso de la lucha de resistencia al
imperialismo, luego de que han transcurrido casi
veinticinco a�os de que se puso en marcha la globalizaci�n
neoliberal, etapa de franca reconversi�n de nuestro pa�s en
neocolonia por el capital financiero y corporativo
internacional. En los primeros a�os hubo muchas luchas de
resistencia, sobre todo de obreros cuyas empresas fueron
privatizadas y acab� desapareciendo su fuente de trabajo,
pero todas o casi todas fueron derrotadas. El primer gran
movimiento victorioso surgi� a inicios de 1999, con el
nombre de Frente Nacional de Resistencia contra la
Privatizaci�n de la Industria El�ctrica, que logr� impedir
que el gobierno de Ernesto Zedillo modificara la
Constituci�n de la Rep�blica, que establece que esta
industria y la del petr�leo son de la exclusiva competencia
del Estado; Zedillo quer�a la exclusividad y entregar esta
industria energ�tica al capital transnacional.
Al calor de este frente, en que la clase obrera desempe�a
la funci�n central, han surgido otras grandes expresiones
del frente de masas contra el imperialismo. Hoy en d�a, su
forma m�s amplia y consistente lo es el llamado Di�logo
Nacional por un Nuevo Proyecto de Naci�n, que agrupa a m�s
de trescientas organizaciones de obreros, campesinos,
estudiantes, de mujeres, de intelectuales, etc.; que
levanta un avanzado programa antimperialista y de
liberaci�n nacional construido por consenso y que ha
logrado movilizar de manera combativa a centenares de miles
de compatriotas tanto en la capital y en diversos lugares
del pa�s y que ha frenado numerosos proyectos concretos del
imperialismo y la derecha.
Luego de las elecciones de julio pasado, y de la falta de
�tica que tuvo el gobierno de Fox, que favoreci�
ilegalmente a su partido de derecha afectando los intereses
del candidato socialdem�crata Andr�s Manuel L�pez Obrador,
�ste ha llamado a la poblaci�n al desconocimiento, por
ileg�timo, del gobierno surgido de la elecci�n. Y lo es, en
efecto, en nuestra opini�n, no tanto por cuestiones de
procedimiento electoral dentro de un sistema que es de suyo
antidemocr�tico, sino sobre todo por tratarse de un
servidor descarado del imperialismo y, por tanto, un
enemigo del pueblo. Ahora bien, L�pez Obrador, que como
candidato presidencial estuvo lejos de levantar un programa
antimperialista; que se preocup� entonces sobre todo por
quedar bien con el capital financiero y corporativo
internacional, por contar con su aval, por alejarse de
cualquier posible asociaci�n con la izquierda socialista y
comunista y por evitar que sus adversarios lo asemejaran
con Ch�vez, Evo y cualquiera otra personalidad de esa
l�nea, independiente y soberana, ahora, luego del desenlace
electoral, en los hechos se sale del marco de las
instituciones creadas por el neoliberalismo y con ello
propicia la posibilidad de una convergencia que ya se ha
iniciado- entre el frente de masas antimperialista que se
agrupa en el Di�logo Nacional por un Nuevo Proyecto de
Naci�n y la llamada Convenci�n Nacional Democr�tica,
movimiento que lidera L�pez Obrador. Este �ltimo, que tiene
un gran poder de convocatoria, pues es el �nico l�der capaz
de reunir a dos millones de personas en un solo evento, en
la ciudad de M�xico, podr� hacer un gran aporte
cuantitativo a un nuevo frente, m�s amplio y vigoroso, y el
Di�logo Nacional, por su parte, ya viene haciendo el
aporte ideol�gico y program�tico.
Camaradas, como se ve, las perspectivas son promisorias. El
sujeto revolucionario de nuestra segunda y definitiva
independencia, en el caso de M�xico, est� en un buen
momento, en franco proceso de construcci�n.