Contibution of CP of Chile [Es]
Intervención de Claudio De Negri, delegado del CC del Partido Comunista de Chile al 18º International Meeting of Comunist and Workers Party.
Hanoi, 28-30 octubre 2016.
Queridos compañeros del heroico Partido Comunista de Viet Nam, que nos brindan la entrañable oportunidad de encontrarnos en la tierra de Ho Chi Minh y de este pueblo hermano, que hoy nos acoge con su hospitalidad.
Estimadas compañeras y compañeros.
Llegamos hasta este encuentro para intercambiar visiones y experiencias a partir de nuestras largas historias de lucha, en nuestro caso ya centenaria, de nuestro origen enraizado en la clase obrera y de nuestra responsabilidad en la definición de los destinos de la historia de nuestro pueblo.
Actuamos convencidos de que las conclusiones de nuestros intercambios, para materializarse, requieren traspasar las fronteras de los comunistas para encarnarse en los trabajadores, los jóvenes, las mujeres, los artistas, la comunidad científica, los pueblos originarios y los intelectuales.
A fin de cuentas, la razón de nuestra existencia radica en nuestra capacidad para abrir los caminos que permitan transformar nuestras sociedades en aras de la igualdad de derechos, la justicia social y la democracia, que es más que el sólo ejercicio del voto.
Nuestro Norte es el socialismo, pero cada pueblo, conforme a su propia experiencia y sus potencialidades, logrará encontrar el camino y las formas de avanzar hacia él y de desarrollarlo, según sus propias particularidades.
La vida nos ha demostrado que no existe una fórmula única, aplicable indistintamente en cada lugar como quien copia una letra de molde. Lo que sí es igualmente válido pese al tiempo transcurrido, es que la historia de la Humanidad continúa siendo trazada por la lucha de clases, y que ésta se expresa hoy con especial vigor en el plano internacional, como consecuencia de un mundo cada vez más interdependiente y desigual.
En un mundo sacudido por las sucesivas crisis del capitalismo neoliberal liderado por EE.UU. y las transnacionales, que buscan por todos los medios tomar el control de nuestros países y de regiones completas para ahogar nuestro derecho inalienable a la autodeterminación, se reafirma en nuestros pueblos la convicción de que bajo ese ordenamiento social no se encuentra la solución a la destrucción del planeta, la corrupción a gran escala, el aumento de las desigualdades y la guerra, el drama sin salida de los refugiados, el desmantelamiento sostenido de las políticas sociales, la acentuación de la pobreza y la dependencia estructural.
Los intentos de desestabilización golpista en Venezuela, las maniobras de desestabilización violenta de las policías en Bolivia y Ecuador, los golpes de Estado en Haití y Honduras, los golpes de Estado parlamentarios en Paraguay y Brasil, o la mantención de las políticas criminales de bloqueo contra Cuba, dan cuenta del escenario de nuestra región, con derechas históricamente aliadas de EE.UU.
En Chile existe un gobierno de coalición (la Nueva Mayoría) que no es de izquierda, pero en el que participan partidos de izquierda junto a sectores que no lo son y expresan sus propias contradicciones internas.
Esto se traduce en un proceso de unidad y lucha en torno a una alternativa plasmada en un programa, previamente concordado, al cual concurrimos los comunistas sobre la base de que la contradicción principal del período en nuestro país es neoliberalismo o democracia.
Las demandas de una redistribución de la riqueza y la justicia social, el término de la exclusión y la reforma del sistema electoral, las reformas laboral, del sistema de pensiones, del sistema tributario y la eliminación del lucro en la educación, el término de la impunidad de los violadores de los Derechos Humanos durante la dictadura y otras reformas, adicionalmente a la definición de una política exterior orientada a la integración latinoamericana sobre la base de la convergencia en la diversidad, han sido parte de lo construido.
Con esas banderas, los comunistas incrementamos nuestra presencia en el Parlamento y los municipios, conquista que ha sido clave para el impulso de los pasos logrados.
Como es lo propio de tales circunstancias, se han producido avances y no pocas dificultades, propias de la coexistencia de diferentes sectores en el Gobierno y el Parlamento, donde la derecha tiene presencia. Pero lo importante es y será nuestra capacidad de incidir en el cuadro político para evitar el retroceso de lo alcanzado, cerrando el paso a la derecha y proyectando la articulación de los sectores democráticos para hacer frente a las políticas neoliberales.
Saludamos la nueva victoria alcanzada por la Revolución Cubana, que logró que en la reciente votación en Naciones Unidas 191 países contra dos demandaran el fin del bloqueo de EE. UU. ; reivindicamos los esfuerzos por alcanzar una salida política para la paz en Colombia, y reafirmamos la condena al intervencionismo norteamericano contra la soberanía del pueblo venezolano.
El capitalismo está en crisis, pero sería un error suponer que va a caer por sí solo, por su propio desgaste. Es necesario echarlo abajo y superarlo, pero para ello se requiere levantar alternativas impulsadas por amplias mayorías, construir una correlación de fuerzas favorable a las transformaciones políticas, sociales y culturales.
No basta con la caracterización de un sistema injusto; la movilización social en torno a las demandas básicas de nuestros pueblos y su exigencia de justicia requiere de nuestra capacidad para darle conducción, construir alianzas y desarrollar las formas de lucha que logren convencer a millones de la existencia de un camino y un objetivo a conquistar.
Nuestra fuerza, como siempre ha ocurrido, radica en la presencia protagónica del pueblo en todas sus formas, y no contar con ella sólo nos limitaría a una presencia testimonial.
Las oligarquías así lo han comprendido, y hacen uso del control monopólico de los medios de comunicación, fomentan la despolitización y el abstencionismo electoral, porque saben que cuando la mayoría no participa es la minoría la que gana; siembran el individualismo y el consumismo; el cohecho y el descrédito de las grandes causas; sacan provecho del discurso posmoderno “del Fin de la Historia” para reinstalar la versión de que habrían caducado las ideologías y la lucha de clases e inducir la desesperanza.
Buscan desmovilizar, sembrar la resignación y promover la actitud del acomodamiento individual del “sálvese quien pueda”.
El reverdecimiento de América Latina, como era lógico, generó la reacción desesperada de la derecha en todos los planos, incluyendo influir en sectores que, de distinta forma, proclamaron el fin del ciclo progresista, pero los movimientos sociales y políticos que generaron esa oleada siguen existiendo, no han cesado porque los problemas que los motivaron se mantienen, son objetivos y hasta se agravan.
El escenario actual y sus complejidades nos plantea el desafío de abordar más intensamente la lucha ideológica, la disputa por la conciencia de quienes son la fuerza motriz de las transformaciones. Las transformaciones políticas pasan por una transformación cultural y el desarrollo de la subjetividad de los pueblos que las deben sostener, y esa, más que una responsabilidad de los gobiernos, depende de la labor nuestra, ya sea dentro o fuera de ellos.
Estimadas compañeras y compañeros,
Reciban el saludo fraterno y de lucha de los comunistas chilenos.